Currar en una pradera es básicamente lo mismo pero sin libertad de horarios, ni de actividad y normalmente en un sitio mucho más feo que esos espacios chulos del coworking. Por si alguien no lo sabe, una pradera, es aquel espacio en una empresa donde se apiñan varios departamentos, con las mesas de unos y otros pegadas, rodeada de peceritas donde está la gente más importante.
La vida en la pradera es dura, tiene sus características y hay que aprender a vivir con ellas.
1.El teléfono
Increiblemente hay gente que no es consciente de la existencia de otros 20 seres humanos en un radio de 5 metros que pueden escuchar sin ningún tipo de problema su conversación sobre las hemorroides de su madre, los cuernos de su primo o el examen de matemáticas de su hijo. Inexplicablemente si la conversación es de trabajo, esa persona cambia de tono y entonces susurra como si le diera vergüenza.
2. El móvil
La capacidad para estar consultando el móvil sin parar mientras está sentado delante del ordenador es inversamente proporcional a las veces en las que esa persona, se levanta, se va durante media hora y se deja el móvil a un volumen increíble con distintas sintonías para la llamada, los wasap, los sms y los mails. Una tortura para el resto de la pradera que piensa..¿ No sabe que es móvil??? ¿móvil de movilidad??
3.Los cumpleaños
La pradera es un sitio inhóspito donde la gente mataría por un metro más de espacio, pero llegan los cumpleaños y el buenrrollismo hace acto de presencia. Una misteriosa cadena de mails con el texto “ es el cumpleaños de Fulano. Hay que poner 5 euros ( los que queráis), llevadlos al despacho verde” hace su aparición en la bandeja de entrada. Es altamente probable que tú no sepas quien es Fulano ni tengas malditas ganas de dar los 5 euros, pero quedarte sentado disimulando cuando toda la pradera se levante a cantarle el cumpleaños feliz ..no parece la mejor idea para sobrevivir en este ecosistema.
4. Comidas y bebidas
Hay especímenes en la pradera que se han creado una auténtica despensa en los cajones de su mesa. Si hubiera un holocausto nuclear sobrevivirán: infusiones, yogures, fruta, galletas, frutos secos, servilletas, cubiertos, aceite..todo un mundo de confort. Los más profesionales tienen incluso una sucursal de su cuarto de baño: crema, cepillo de dientes, pasta, hilo dental, colonia, un peine, una maquinilla, el kit de maquillaje. Los ves y dices, la especie está a salvo, hay gente con recursos.
5. El efecto mi tesoro
En la pradera todos somos iguales para la empresa. Todos tenemos la misma silla incómoda, los mismos bolis que se secan, los mismos ordenadores que se cuelgan, pero eso da igual. Son mi tesoro. “ Mi silla”, “mi grapadora”, “mi boli”, “ mi paquete de folios que eleva el monitor”.
6. Es una papelera..¡¡no el Santo Grial!!
Vas andando por la pradera con un folio que quieres tirar. Te acercas a la primera mesa del camino, te agachas y lo tiras en una papelera. ¿ Qué haces?? Esa es mi papelera!!..te contesta el dueño poseído por el efecto mi tesoro. Mucho cuidado con lo que tiras en las papeleras de otros..
7. La impresora colectiva </ h2>
La impresora es una herramienta diabólica en cualquier sitio, la pradera, un despacho o tu casa. Está programada para dar ganas de suicidarse al usuario..pero en la pradera hay que tener cuidado porque pueden asesinarte si alguien considera que se ha estropeado por tu culpa. Lo mejor es ir hacia ella rápidamente y volver dando un rodeo y diciendo “pio, pio que yo no he sido”…
8. Cuidado con el “ya que vas”
Hay praderitas y grandes praderas. En las grandes praderas hay que planear muy bien los desplazamientos porque hay auténticos profesionales del culo pegado a la silla que al menor movimiento que realiza otro le asaltan con: “ ya que vas a la impresora me traes mi informe”, “ya que vas al armario de material me traes un pilot”, “ ya que bajas a centralita llevas este paquete”..
9.La sordera adquirida que disimula atención máxima
Bronca en un extremo de la pradera, a gritos. Es imposible no escucharla, pero los que no están metidos en el ajo aparentan una sordera indiferente que disimula una atención máxima, un despliegue de antenas telescópicas para poder captar hasta el más minimo detalle de la bronca.
10. El murmullo praderil
A cualquier tipo de bronca en la pradera o en los despachos aledaños, le sigue un murmullo. Como la hierba cuando la mueve el viento. Los cotilleos pasan de mesa en mesa, mientras los habitantes de la pradera se parapetan tras las pantallas. Es un murmullo constante que se detiene en seco cuando los protagonistas de la bronca aparecen en la pradera.
11. El trato de las pantallas
Este es un pacto entre habitantes de la pradera. No está escrito, no se habla de él pero todos lo conocen. “ Yo voy a hacer como que no he visto lo tienes en la pantalla y tú harás lo mismo con la mía”.
12. El abandono de la pradera
Cuando alguien abandona la pradera porque ha conseguido optar a una pecerita con vistas a ningún sitio, se convierte en un apestado, en un traidor. Puede haber sido el habitante más popular de la pradera que al pasar a pecera se convertirá en un ser odiado y el murmullo de cotilleo surgirá en cuanto cierre la puerta.
Trabajar en la pradera conociendo estas normas no es tan peligroso..pero hacedme caso, si podéis elegid el coworking.