Las fotos las carga el diablo. Parecen una buena idea de primeras, una manera de fijar el instante presente: ese buen momento de risas, ese momento de ternura, ese día en el que te ves con el guapo subido, esa reunión de amigos, ese curso obligatorio del curro titulado “ Protagoniza tu propio éxito”, esa orla de colegio con coletas y uniforme, ese gran momento de exaltación de la amistad tras una ingesta desmedida de alcohol, esa foto a tu bebe con 4 meses cuando ha empezado a perder pelo y tiene más cabeza que otra cosa…etc.
A posteriori las fotos son otra cosa.
Las fotos te enfrentan al hecho de que no tienes criterio y tu percepción de la realidad está claramente distorsionada.
A veces puedes utilizar ese descubrimiento de una manera positiva:
Madre mía que pintas tenía con 16 años y que estupenda estoy ahora.
Por supuesto jamás hay que pensar que con 16 años te parecía que estabas divina y que es ahora, cuando ves claramente que esos pantalones azul celeste tobilleros, con calcetines negros y bailarinas negras, a juego con camisa rosa y el pelo recogido en una coleta en lo alto de la cabeza no es que fuera una mala idea, es que merecías la muerte por ese look.
Nunca hay que seguir la línea de pensamiento lógica: Si con 16 años me parecía que estaba ideal e obligue a alguien (por cierto, ¿ese alguien como fue tan cabrón?) a hacerme esta serie de fotos cuando es evidente que estaba para abofetearme de horrenda, ¿Cómo sé que ahora cuando me hago fotos creyendo que estoy favorecida en realidad no merecería ir con pasamontañas y disfrazada de mesa camilla? ¿De verdad me creo que por estar cerca de los 40 mi percepción de la realidad ha mejorado algo?....Este razonamiento nunca hay que seguirlo… es mejor esperar a tener 60 y ver las fotos que te has hecho ahora para hundirte.
De las fotos que te haces cuando te encuentras con el guapo subido se puede aprender una lección muy importante. Es justamente esos días en los que te ves especialmente favorecido cuando jamás hay que hacerse fotos. Es mucho mejor dejar esa imagen mental de ti mismo atractivo, sexy y con un potencial de guapura por encima de la media, precisamente en eso, en una imagen mental.
La falta de criterio en la percepción de la realidad también se aplica a otras personas: ¿de verdad me parecía atractivo este pavo con esas gafotas y esa cara de pánfilo? ¿Cómo coño mi bebe de cuatro meses con un cuerpo de luchador de sumo y 4 pelos mal peinados me podía parecer el niño más guapo del mundo? O incluso con famosos se aplica…Por favor, ¿en qué coño estaba yo pensando para que George Michael me pareciera una cumbre de atractivo masculino y suspiraba por mi carpeta forrada con sus fotos? *
Las fotos te enfrentan con lo que eras o creías en tu pasado.
Creías que esa amistad sería para siempre, creías que aunque te cambiaras de curro mantendrías el contacto, creías que siempre volverías de vacaciones al mismo sitio, creías que tú siempre serías igual y que eso que pensabas en el momento en el que te estabas haciendo esa foto y que recuerdas perfectamente, lo pensarías siempre.
Este pensamiento puede parecer deprimente, pero no lo es. Lo que eres ahora mismo está hecho de todo lo que has sido antes con todos sus aciertos y todas sus gilipolleces y mola verlo. No digo que sea una juerga, claro que no. Pero no hay que juzgar el momento de la foto con lo que sabes ahora, hay que verlas haciendo un ejercicio de crítica. En ese mismo momento pensabas que esa amistad sería para siempre porque de verdad lo sentías así...y esa foto es el reflejo de ese sentimiento que en su día disfrutaste. No se puede pensar, era una completa cretina y cómo pude ser tan imbécil, porque si, eras una cretina y bastante imbécil pero eso lo sabes ahora, en aquel momento, aquello era buena idea y te hacia feliz.
Las fotos permiten recordar a gente que ya no está contigo.
Uno cree que su memoria es prodigiosa y que recordará siempre esa cara, pero no es verdad. Pasa el tiempo y te das cuenta de que no eres capaz de hacerte una imagen mental de esa persona en concreto, es más…ya ni siquiera puedes recordarlo vivo. Sólo puedes recordarlo a través de las fotos, ves las imágenes, le pones cara y de ahí puedes lanzarte a recordar...pero las fotos son el ancla que te permiten seguir recordando.
Las fotos permiten saber si lo vuestro es amor verdadero.
En toda relación llega un momento en que te enseñas fotos de pequeño, de joven, de antes de conocerte. Sí, es una cosa un poco cursi pero es algo que hay que hacer. No entiendo que a alguien no le interese. ¿De verdad no quieres saber que pinta tenía tu amor verdadero antes de conocerte? Por favor, es algo que mola muchísimo, te echas unas risas, te horrorizas de las pintas (todos los que hemos crecido en los 80 tenemos un pasado estético muy lamentable en el mejor de los casos y extremadamente lamentable en la mayoría) y al final te reafirmas en la idea de que te has encontrado en el momento justo con el otro, en el momento en que tiene un criterio estético aceptable y ya no lleva camisas con chorreras, trajes azul celeste o una chupa de pordiosero.
Las fotos sirven para que tu madre te avergüence.
En fin, no creo que haga falta explicarlo, pero las madres tienen marcos de plata dónde hace 25 años pusieron unas fotos tuyas con el uniforme del colegio y un peinado con cardado y la colocaron en un sitio preferente del salón. Esa foto se ha fusionado con el marco y estará ahí para siempre…avergonzándote para toda la eternidad. “No sé porque te pones así...yo te veo monísima”.
Esa foto solo saldrá de ahí cuando te reproduzcas y entonces descubras que si se pueden cambiar las fotos de los marcos de plata…pero solo para poner fotos de tus hijos. Así que ya sabéis, aquellos que lucháis contra el bochorno de ver vuestra foto con acné galopante en el aparador del comedor de casa de vuestros padres, reproducíos y esa foto se esfumará.
Las fotos que más molan sin embargo son las que no recuerdas haberte hecho, las que te hiciste sin querer, las que fueron en un momento que no te esperabas. No las recuerdas pero en el momento en el que las ves, te reconoces y dices: joder...como mola esta foto. Y entonces te lanzas a recordar ese momento y lo que eras y lo que pensabas y lo que sentías.
Yo tengo una así. Con mi amigo Juan, en medio de un viaje a la playa, paramos en una gasolinera, el toro de Osborne se ve detrás, es el atardecer. Estamos apoyados en mi Peugeot 206 rojo, él lleva una de sus camisetas míticas y yo una camisa de cuadros azules. Juan me pasa el brazo por la espalda y los dos sonreímos tan felices a la cámara. No sé quien nos la hizo y supongo que el motivo de hacernos esa foto fue acabar el carrete. Tenemos 24 años, Estamos guapos, estamos felices y somos amigos. Fue un viaje genial y somos nosotros. Me flipa esa foto.
La que ilustra este post también me flipa. Obviamente no sé cuando me la hicieron…pero tenía el guapo subido.
*Bruce siempre ha sido y siempre será perfecto…pero incluso él tiene este video que obviamente no tenía que haber grabado jamás.
** Para otro día el mundo fotógrafo amateur con ínfulas y las fotos artísticas.