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miércoles, 3 de junio de 2015

¿Qué te falta para ser renacentista?




¿Qué te falta para ser un hombre del Renacimiento?

- Un nombre con L. Pocos de mis lectores se llamarán Leonardo o Lorenzo. Dos nombres muy del Renacimiento. Nos apañaremos con el nombre que tengáis aunque no suene a pizzería. 

- Hablar italiano. Sí, en España también hubo Renacimiento pero, seamos sinceros, cuando hablamos de esa época todos nos la imaginamos en italiano. 

- Llevar capa. Una elegante capa carmesí o parda, atada al cuello con un fino cordel o una cadenita. Lamentablemente las capas han caído en desuso y ya sólo se atreven a llevarlas los tunos y Plácido Domingo. 

- Calzas o leotardos pegados. Esto sinceramente espero que no lo llevéis ninguno. 

- El pelo largo y perilla. Gracias a Dios esta moda ha quedado olvidada porque, como ya he repetido cientos de veces, sólo si eres increíblemente guapo e increíblemente atractivo (nótese la E que sustituye a Y, no a O) puedes permitirte el pelo largo. La perilla no puedes permitírtela en ningún caso. 

- Vivir en un palacio. Si alguno cumple esto que no me lo diga. 

- Tener un juglar, una cortesana y comer con las manos piezas de caza chorreando salsa. Sin comentarios. 

- Ser viejo con 50 y haber perdido todos los dientes con 40. 

Obviamente vivimos en una época difícil para ser un hombre del Renacimiento pero hay algo que sí puedes hacer hoy mismo, en cuanto acabes este post, para ser como Lorenzo de Médicis. 

Ni Lorenzo, ni Leonardo, ni capa, ni calzas, ni perilla, ni hablar italiano, ni tener un palacio ni una cortesana (o sí), ni juglar, y con las manos sólo comes pizza; pero te interesa la ciencia, el arte, las buenas historias y los proyectos chulos. 

No te sobra el dinero ni estás para grandes inversiones, pero te gustaría contribuir a un proyecto chulo, a poner en marcha algo molón. Te encantaría poder decir "Joder, esto se ha hecho gracias a mi" y que no fuera una autopista pagada con tus impuestos, con un dinero que ni has olido. 

Ese picorcillo que sientes se llama "ansia de ser mecenas" y estás de suerte, porque te traigo la manera de solucionarlo, de calmarla. Y no es con un ungüento. 

La revista Principia da el salto al papel. Un salto sin red encabezado por los dos locos que me metieron en esto y que por ahora va como un tiro. Queremos lanzar una revista de papel bueno, con ilustraciones maravillosas que acompañan textos con grandes historias de ciencias (bueno, y un artículo escrito por mi); un proyecto del que puedes formar parte por unos pocos eurillos. 




¿Escribo este post para pedir? No. Increíblemente y contra todo pronóstico, el "ansia de ser mecenas" está muy extendida en nuestra época y ya contamos con todo el dinero que necesitábamos para sacar la revista, pero no se trata solo de eso. En la era de "trabaja por el prestigio" o "trabaja gratis por la publicidad", en Principia queremos pagar a todos los que contribuyen con su trabajo a hacer la revista y por eso no puedo dejar a los descerebrados sin la oportunidad de ser mecenas, de sentirse como Lorenzo de Médicis, como los Reyes Católicos...

Pensadlo bien. A ver si llegamos a 500 mecenas, una superfiesta de mecenas. 

Pinchad en el enlace y convertiros en mecenas para disfrutar de una gran revista y poder decir: 

"Seré mecenas en lugar del mecenas”. 

Gracias mil. Descubriré América por vosotros. 

jueves, 5 de febrero de 2015

Busco divulgador para relación estable


Cómo sois gente ocupada, con miles de cosas en la cabeza, mil tareas pendientes y muchísimas inquietudes intelectuales, deportivas y de ocio, es posible que muchos hayáis olvidado que hace ya casi tres meses di mi primera charla en un evento científico

Los chicos de Principia, encabezados por, todos en pie,  el gran Quique Royuela, montaron un estupendo evento, en el que además de pasarlo bomba, aprender un montón de cosas  y comerme las mejores tortitas con nata y chocolate de mi vida, me dieron la oportunidad de subirme a un escenario, con público enfrente para exponer mi delirante charla "Busco divulgador para relación estable". 

Antes de pasar a la parte jugosa del post, esa en la que os doy la oportunidad de despellejarme viva, quiero agradecer públicamente a Quique la oportunidad que me ofreció de dar esta charla, a Bernardo  la presentación que hizo de mi en la que parezco hasta buena y a todo el público de la sala que fue encantador, cómplice y con el que me sentí muy cómoda. Mil gracias a todos. 


Hala y ahora, al despelleje. Disfrutadlo.  





Espero vuestros comentarios sean del tipo que sean.  

Dudo mucho que ninguno iguale el nivel de maldad de M; ahora cada vez que habla conmigo mueve los brazos como un molinillo. 



martes, 9 de diciembre de 2014

Órbita Laika. El despegue

¿Qué es Órbita Laika?

Una gran idea, un buen proyecto, un programa necesario. 

Mucho se ha escrito sobre la necesidad de difundir y comunicar la ciencia más allá del público (pequeño y selecto aunque nos creamos multitud) que acude a los eventos de divulgación, lee plataformas científicas y sigue blogs, secciones especializadas en prensa,  podcasts o tertulias de ciencia. 

¿Cuál es el mejor medio para hacer llegar la ciencia a la sociedad? 

La televisión. Ya lo dijo Sagan:

 “El medio más eficaz, con ventaja, para provocar interés en la ciencia es la televisión. Pero este medio enormemente poderoso no hace apenas nada para transmitir las satisfacciones y los métodos de la ciencia, mientras que su ingenio de ’científico loco’ sigue resoplando”. 

¿Qué tiene de bueno Órbita Laika?

Muchas cosas. 

Primero su mera existencia. Haber conseguido que un programa sobre ciencia consiga un hueco en la parrilla de una televisión nacional en late time es un éxito. Hay público que critica la hora, las 11 de la noche es una buena hora para el que tiene interés, para el que no lo tiene le da igual la hora y para el que lo tiene y madruga hay emisión por internet a cualquier hora. Haberlo programado a las 22 horas hubiera sido un suicidio televisivo. Pretender enfrentar ese formato a Jordi Évole o Risto Mejide es sencillamente un absurdo. Mucho mejor a las 11. 

Segundo acierto. El formato. La palabra documental, tertulia, divulgación echa para atrás a mucha gente. Un late night suena a algo ligero, entretenido y de alguna manera diferente asociado a la ciencia. ¿Ha funcionado? Lo veremos más adelante, pero como idea es buena.  Es arriesgada y difícil, pero el que no se arriesga no gana nunca. 

Tercer acierto. Un presentador con gancho. Ángel Martín puede gustarte o no, pero tiene gancho, conoce la tele, se le nota a gusto delante de las cámaras y es muy natural. Puede hacerte gracia o no, pero para el que no tiene interés por la ciencia ver a Ángel Martín en la TV después de tantos años puede hacer que se pare diciendo "Eh, ¿qué hace Ángel Martín aquí?"

Cuarto acierto. Los colaboradores. Estamos en las mismas, te pueden gustar más o menos pero son colaboradores con un prestigio como divulgadores y comunicadores de ciencia. Todos tienen un pasado apreciado en la red, con sus blogs, sus publicaciones y su tuiter, aunque hay que ser consciente de que ser conocido en tuiter, es como ser la gogó de la discoteca subida encima de la barra. Tienes la sensación de que todo el mundo te ve y te conoce, pero la realidad es que la mayoría de la gente está fuera de la discoteca y no es que no te vea, es que no sabes que existes. Salir en la televisión es la manera de poner cara a esos divulgadores para el gran público. 

Unos colaboradores lo hacen mejor y otros están más verdes. La televisión no es un medio fácil: creer que porque escribes bien, das buenas charlas o hablas en la radio podrás hacer tele es menospreciar un medio muy complicado y que exige trabajo. Además, y aunque esto suene a frase manida, la cámara o te quiere o no te quiere, y eso no lo sabes hasta que estás frente a ella. En general estuvieron bastante bien para un primer programa, cuando todo está por rodar... veremos más adelante. 

Quinto acierto. Los vídeos, especialmente el de la cocina y el de la Evolución. Son cortos, fáciles de seguir, queda clara la idea y permiten hacer un corte en la dinámica del programa.

¿Por qué funcionan tan bien? ¿Por qué es lo que más recuerda la gente? Porque los dos llevan un guión muy trabajado que no se percibe, esa es la gracia de un guión. El de la cocina, además, ofrece un acercamiento diferente al tema de los colorantes, novedoso y claro.

El de las matemáticas me gustó pero presenta un problema compartido en todo el programa: ¿Quién eligió ese grafismo y ese color rojo? ¿Por qué? ¿Nadie comprobó que se leía mal y a disgusto? El rojo no debe usarse en grafismos de tele a no ser que vaya sobre fondo blanco. (terminado el programa vi un tuit del director del programa diciendo que iba a cambiar todo el grafismo, ¡bien por él!).

Vamos con las cosas mejorables desde un punto de vista televisivo. 

Un late night lleva un ritmo. La primera parte del programa, el monólogo y la cancioncita, llevan el ritmo que se espera. Después, al comenzar la entrevista el programa empieza a acelerarse como si tuviera prisa por acabar, por terminar una cosa y pasar a otra. Ángel Martín lo hace bien intentando pausarlo pero todo resulta un poco precipitado. No hay prisa chicos... tranquilos. 

A esta sensación de prisa y descontrol contribuye una realización con un continuo movimiento de planos que no tiene ninguna lógica. ¿Por qué enfocar a los invitados por la espalda en escorzo? ¿Por qué hay planos desde detrás del escenario como si fuera una gala de Norma Duval? ¿Por qué planos lejanos desde detrás de las gradas del público? ¿Y los desenfoques? Lo importante es lo que están contando. Un plano del presentador y los invitados; es complicado hacer un plano a tres pero hay que hacerlo: ellos son lo importante, ellos y lo que cuentan. 

La pantalla al fondo ilustra lo que cuenta América, Clara o José Cervera. ¿Por qué no enfocarla mientras ellos hablan? Mantenerla como segundo plano detrás de Ángel Martin hace imposible que se vea lo que se está mostrando en ella. 

Otro problema es la iluminación, que pasa de ser más oscura que la boca de un lobo a un derroche de flashes que recuerda a las luces cutres de una fiesta de nochevieja y, además, es completamente innecesario. La iluminación de los entrevistados en la calle, refiriéndose a la evolución, era desasosegante: no sé si era a propósito, si la gente no quería que se le viera la cara o si era algún tipo de mensaje oculto "sobre esta oscuridad de conocimiento la luz de la ciencia del próximo vídeo os iluminará". 

Sé que estos aspectos pueden parecer triviales, pequeños o carentes de importancia frente al tremendo éxito que supone tener un programa de ciencia en la televisión nacional, pero muchos de esos detalles son los que hacen que un espectador se quede o no a ver un programa. Cuando los planos le marean, no consigue ver la pantalla, no lee los rótulos y es consciente de que algo pasa con la luz del estudio se dispersa, se desconcentra y se pira. 

Sé que estas pequeñas críticas pueden no gustar a los muy acérrimos defensores del programa, pero creo que no tienen razón. El programa no tiene que gustarnos a los que estamos convencidos de la necesidad de su existencia, ni a los que ya leemos divulgación... es para otro tipo de público, que necesita que se cuiden las formas. 

Si yo voy a un concierto de Bruce Springsteen, me da igual que esté afónico, no toque ninguna de mis canciones favoritos y desafine... pero si quiero convencer a alguien de lo bueno que es, necesito que cante perfecto, el repertorio mole y la banda suene perfecta. A Springsteen le diría ¡maldito puedes hacerlo mejor! Y lo mismo le digo a José Antonio Pérez, ¡puedes hacerlo mejor! 

El late night es un tipo de formato en el que encajar la ciencia como tema es algo nuevo. Es arriesgado pero no por ello no se debe hacer. No se puede hacer a martillazos, hay que pulir las secciones, hacer el guión más fluido (no es necesario intercalar un chiste cada tres frases para demostrar que la ciencia es entretenida), dar continuidad y hacer que cada cosa que se haga sume para conseguir tu propósito: hacer un programa de divulgación diferente que acerque la ciencia a todo tipo de público. 

Hacer televisión no es trivial ni fácil. Tiene sus trucos y sus métodos, y algunos de esos trucos y métodos fallaron el domingo en el primer programa de Órbita Laika. Otros estuvieron estupendamente utilizados. La buena noticia es que los fallos son fácilmente solucionables. 

Ojalá lo hagan y triunfen. El domingo que viene allí estaré. 



PS: A favor de un pacto de estado para no más chistes de "los de letras" y "los de ciencias".


lunes, 17 de noviembre de 2014

Una charla en Cuenca


Con una generosidad sin límites y una confianza rayana en la locura, los organizadores y participantes de Principia me invitaron este fin de semana a dar la primera charla de mi vida. Por ese motivo he estado en Cuenca y he aprendido un montón de cosas. No todas buenas, claro. 

1.- A Cuenca no ha llegado la tendencia de ración mínima en plato gigante. Han cogido solo lo mejor de esa tendencia: el plato gigante, y lo rellenan hasta los límites y desbordan. Así me enfrenté a unas tortitas con nata y chocolate que casi acaban conmigo. 

Siguiendo con el tema comida, yo me creo juvenil y jovenzuela y resulta que me siento a cenar y el comentario es "Moli, tú que eres madre corta la hamburguesa para repartir y mezcla los huevos rotos". Casi lloro. 

Más de tema comida. He conocido un jovenzuelo divulgador y cuando digo jovenzuelo me refiero a alguien nacido en 1989 que toma tortilla sin cebolla pero con ajo y desayuna cereales allbran de almohadilla rellenos de chocolate con agua con gas. Por un lado los cereales y por otro el agua con gas. Tengo pesadillas con ese desayuno. 

2.- Una charla en un planetario me plantea problemas físicos casi insalvables. Me quedo dormida en las sillas, me cuelgan los pies y necesito casi una catapulta para conseguir levantarme. 

3.- ¿En qué momento pasé de ser la niña que nunca preguntaba en clase a levantarme coger un micrófono y soltar un speech sin ningún tipo de vergüenza?

4.- He aprendido un montón de cosas de ciencia explicadas por divulgadores maravillosos que se suben a un escenario y lo hacen parecer fácil y sencillo. Me gustaron todas las charlas pero quiero mencionar la fabulosa charla de un para mí desconocido Antonio Pérez Verde  sobre la misión Rosetta que consiguió apaciguar parte de mi vértigo cósmico. Me fascinó también la increible habilidad con la que es capaz de pronunciar  cometa Churyumov-Gerasimenko sin trabarse ni una sola vez. He aprendido de ciclodextrinas y torrijas para diabéticos, de venenos y como para envenenar a alguien con cianuro no debo dárselo en una tarta dulce, de vampiros virales y películas malas, de los Simpsons y la química de Breaking Bad, de medios para implicar a los estudiantes de secundarias en la ciencia, de iniciativas de comics para explicar las células como una aventura , del cerebro y de ratones verdes, he aprendido lo que son los Lagerstätten y un montón de cosas más. 

5.- Lo he pasado genial, me he reencontrado con personajes maravillosos que ya conocía y que me han demostrado un cariño y un aprecio totalmente inmerecido por mi parte, y he conocido a muchos otros que por alguna extraña razón también me han acogido como una más de su gran familia de científicos. Casi casi estoy a punto de arrepentirme de haber elegido historia. 

Ha sido una experiencia maravillosa con gente estupenda. Con entusiasmo y mucho trabajo muchas cosas  han salido fenomenal. Algunas otras han salido regular y  ya estamos tratando de arreglarlas en una cadena de mails que será infinita para que la próxima edición del SciFest sea un nuevo éxito. 

Ah si, también he aprendido al verme en las fotos que no sé estar quieta con las manitas y que no paro de gesticular y sonreír. Subo al escenario y me transformo, no sé si para bien o mal. 

Gracias a todos por la acogida, el cariño y por no lincharme cuando me meto con vosotros. Lo hago con cariño, con un poco de cariño y otro poco de... eso que me caracteriza.


jueves, 5 de junio de 2014

Queridos científicos (V) ¿Por qué me dan miedo los posts divulgativos demasiado largos?

En las últimas semanas he hecho varios  comentarios bien intencionados en algunos blogs de ciencias y he comentado con varios divulgadores científicos mi opinión sobre que los posts de divulgación que se publican son  muchas veces demasiado largos. 

La respuesta ha sido bastante fría cuando no directamente hostil. 

Lo entiendo, a mí no me gustaría que me dijeran “Moli, demasiado largo”, pero juro que mi intención era buena y no era una mera crítica. 

He estado dándole vueltas a este tema para intentar explicar por qué creo que la longitud de los posts de divulgación científica (en realidad de cualquier post) debe ser un factor importante a tener en cuenta a la hora de publicar en un blog. 

Antes de nada, quiero dejar claro que si tienes un blog de divulgación científica (o de ganchillo o de taxidermia o de lo que sea), por supuesto puedes escribir lo que te dé la gana y como te dé la gana, pero estas son mis reflexiones sobre este tema. 

Si partimos de la base de que la finalidad de tu post es divulgar y por tanto conseguir que el lector aprenda algo al terminar de leerlo, debe ser fundamental conseguir que el lector acabe de leer el texto. Si éste es demasiado largo es probable que abandone a la mitad con lo cual no habrás conseguido el fin que te habías propuesto. 

¿Quiero decir con esto que si el texto es demasiado largo el lector ya no lo leerá? No. Pero un texto demasiado extenso que obligue a “scrolear” la pantalla varias veces presenta varios problemas para que el lector aprenda algo en él. 

Primero, conseguir mantener la atención y el interés de un lector es muy difícil, (ocurre igual para la divulgación, las noticias, un blog personal o un relato de ficción) y hay que ser muy muy bueno manejando la información y la tensión narrativa para conseguirlo. Obviamente, cuanto más extenso sea el texto más difícil será y si el texto es pantallas y pantallas de scrolling peor. 

Escribir para ser leído en pantalla es distinto que escribir pensando en un libro o en una revista impresa. La actitud, la atención y hasta la manera de leer es diferente. Cuando cogemos un libro o una revista, cuando los sujetamos con las manos y comenzamos a leer un capítulo o un artículo, la mayoría de nosotros no sabemos cómo de extenso será y es posible que nos de igual. Empezamos a leer y nuestra vista avanza y nuestra atención está en las palabras que vamos descifrando, nuestra percepción y nuestra disposición sólo cambia cuando al pasar una página vemos que la siguiente sólo tiene texto hasta la mitad...está acabando el capítulo y pasaremos a otra cosa.

Inconscientemente, y si es un libro de divulgación o con el que esperamos aprender algo, sabemos que ahí llegará la conclusión, que nuestro cerebro tiene que haber asimilado “algo” al llegar al final y que el esfuerzo de atención está terminando, podemos relajarnos.  Ocurre lo mismo al avanzar en un libro, nuestra manera de leer y de asimilar cambia según percibimos de una manera subconsciente que cada vez quedan menos páginas y que estamos llegando al final. 

En una pantalla esa percepción subjetiva no existe si el texto es muy largo y es necesario scrollear la pantalla. 

Un estudio de  Erik Wästlund de la Karlstad University de Suecia, en el que se analizaba como leemos en distintas pantallas, explicaba que el mero hecho de tener que mover el ratón o el dedo para seguir viendo el texto distrae la atención del contenido de lo que se está leyendo y además obliga al lector a volver a buscar la línea por la que iba leyendo.

“Scrolling “took a lot of mental resources that could have been spent comprehending the text instead,” said Wästlund. Like being distracted when memorizing a phone number, scrolling’s interruptions knocked information from short-term memory. That’s the basic level of information processing, laying a foundation for long-term memories and knowledge”

Desde mi punto de vista, esto es cierto e “interfiere” más en mi capacidad de entender, asimilar y comprender cuando estoy leyendo un post con el que pretendo (o pretenden enseñarme) aprender algo, que si meramente es un texto de ficción, donde el hecho de perder el renglón un momento no me hará perder el hilo. 

Además, cuando leo  un post de divulgación que creo que me va a resultar interesante o que ha despertado mi curiosidad, mi atención está al máximo desde la primera palabra. Me planteo entender, leer, atender, saltar alegremente por encima de aquellos conceptos que me pueden resultar confusos esperando que ese “gap” no me impida comprender la idea general. Es un esfuerzo de concentración que realizo gustosamente si el texto está bien escrito, va dosificando la información y voy encontrando hitos en los que agarrarme. 

El problema es que esa actitud de “deep reading”, de lectura atenta y profunda, tiene una duración limitada en pantalla. Ignoro el motivo científico para ello, pero de la misma manera que soy capaz de enfrentarme a un capítulo de 50 páginas o a un libro de 500 sin ningún problema, un post de 4000 palabras está lejos de ser asimilable por mi capacidad de lectura profunda en pantalla. 

Según avanzo por la pantalla siento que por un lado me  voy impacientando porque quiero saber qué tengo que aprender, quiero saber qué de todo aquello que estoy intentando aprender es lo más importante, quiero llegar al final para tener el premio de poder echarme para atrás en la silla y decir “Eh, he llegado al final y he sido capaz de entenderlo y me ha gustado. Tengo curiosidad, voy a buscar más”, y por otro lado me voy poniendo de mal humor porque avanzo y avanzo por la pantalla y soy consciente de que estoy olvidando cosas, de que mi atención va decayendo y que el premio de la satisfacción del aprendizaje se va alejando. Lo intento, intento seguir atenta, muy atenta....pero mis buenas intenciones no funcionan más allá del tercer scrolleo (y solo en el caso de posts muy bien escritos). En este caso, también me echo para atrás pero cabreada, bajo por la pantalla, deslizo el ratón con la vana esperanza de encontrar quizás al final un párrafo conclusivo....no lo hay. Obviamente el autor confiaba en mí y en mi capacidad lectora...

Abandono pensando que si el post hubiera sido (un poco) más corto todos habríamos salido ganando. 

Es probable que esto sea una tara mía, o de mi generación más acostumbrada a leer en papel y con disposiciones distintas hacia la lectura en pantalla y en papel. Probablemente las nuevas generaciones sean capaces de leer igual de profundamente y con la misma actitud en ambos soportes, pero mientras esas nuevas generaciones me arrasan o yo consigo esa actitud, creo que el scroll se lleva mal con nuestra capacidad de aprender algo de un post de divulgación. 

Y estaré encantada de leer vuestros libros de 300 páginas...

jueves, 24 de octubre de 2013

LECTORA CURIOSA E INQUIETA BUSCA BLOG DE DIVULGACIÓN CIENTÍFICA PARA RELACIÓN ESTABLE


El candidato ideal deberá responder al máximo de los requisitos deseados:  

Lo más importante es que yo le guste, que me quiera como público.

No soy científica, no estudié una carrera de ciencias y la física me da miedo,  pero soy curiosa, una lectora voraz y tengo un nivel de  comprensión lectora bastante aceptable. Soy crítica, observadora y capaz de establecer relaciones entre lo que leo y lo que ya conozco.  Si estás interesado en esta relación deberás apreciarme como público objetivo. Es fundamental para que lo nuestro funcione que tengas interés en tenerme como lectora, que quieras engancharme con tu blog.   

Si me acerco a tu blog de divulgación científica y lo primero que percibo es un tono displicente de superioridad intelectual provocado por ser “de ciencias” frente a los que estudiamos algo de “letras”, interpretaré que allí no soy bien recibida y que tu blog no tiene ningún interés en tenerme como lectora. Pensaré que  tu blog es sólo para otros científicos, para compartir las ideas geniales que tenéis o  para discutir temas sesudos y me iré por donde he venido a buscar a otro que si me quiera.

Quiero que tu blog me provoque interés, que me ponga mariposas en el estómago. Necesito que tus posts tengan un título que me active la curiosidad, algo que me haga pensar “parece que hice bien en fijarme en él, tiene algo interesante que contarme”.

Por ejemplo, algo como “Los comienzos de la apofenia cuántica” no es nada sexy o a lo mejor sí, pero  para otro tipo de lectores, no para un lector medio como yo. “Apofenia cuántica” no me dice nada, no sé lo que es la apofenia y el término “cuántica” me remite vagamente a la física...pero no me atrae lo más mínimo. Es más, me provoca rechazo. Es igual que si vas a viajar a Atenas y  quieres buscar información sobre el Parthenon. Buscas un blog que te cuente cosas chulas sobre ese monumento. Si encuentras uno con un post titulado “Cómo interpretar la historia que nos cuentan los relieves del Parthenon” obviamente te molará más que algo como “Iconografía morfológica de las metopas del friso oriental” que te hará correr despavorido en círculos pensando que aquello no es para ti. Pues “los comienzos de la apofenia cuántica” es un título que hace correr despavorido a cualquiera que no sea apofeno cuántico...si es que existe.  

Necesito saber al comenzar a leer qué es lo quieres enseñarme, qué es lo que quieres que aprenda o que haya aprendido al terminar de leer. Tengo que centrar mi atención y mi comprensión lectora y que me marques qué es lo importante. Tú eres el que sabe, tú marcas el camino.  Si tu post es una disgresión tras otra, me dispersaré, me descentraré, me perderé  y los nervios por no entender lo que quieres decirme harán que nuestra relación termine. También puede ser que me esfuerce mucho y consiga llegar al final pero si te has dispersado mucho puede que mi sensación al terminar sea ¿Y? ¿esto es todo? ¿qué he sacado de aquí? y puede que no vuelva.

Voy a acercarme a tu blog despacito, con prevención y puede que hasta con  un poco de miedo. Sé perfectamente que soy una ignorante científica con mil lagunas y por eso me acerco a tu blog, para intentar llenar esas lagunas y aprender de ti.  Tengo la actitud adecuada y quiero dedicar tiempo a leer eso que me quieres contar,  lo último que necesito es un texto hostil, farragoso y plagado de términos y conceptos que no entiendo, palabras que para mí no significan nada. No te  estoy pidiendo que  banalices  la ciencia, ni que  utilices un lenguaje propio de Dora la Exploradora, pero encadenar conceptos complejos sin una breve explicación no es buena idea. No tienes que pensar el texto para que lo entiendas tú  y tus colegas sino para que lo entienda yo. Piensa en mí al escribir.  

No des nada por supuesto. Es mucho mejor que me repitas algo que ya conozco a que asumas que yo lo conozco y esa suposición abra un agujero negro en nuestra relación.

Házmelo fácil pero no demasiado fácil. No te lances a un alarde de erudición que yo no soy capaz de valorar porque para mí todo aquello no tiene el menor sentido, pero tampoco necesito que te vayas al otro extremo y me expliques las cosas como en Barrio Sésamo. No me trates como si fuera imbécil.

Necesito saber qué quieres enseñarme, que me digas qué tengo que mirar, dónde fijar mi atención y que lo hagas con un lenguaje que me permita entenderte y que además no me aburra.

Esto es fundamental. Nadie quiere aburrirse, ni en el cine, ni en una cita, ni leyendo un blog. No me aburras. Se ameno, interesante, chispeante e ingenioso. No, no te equivoques. No quiero un cómico, ni un monólogo del club de la comedia pero tampoco quiero tener que sujetarme los ojos con palillos mientras líneas y más líneas de de aburrimiento aparecen en la pantalla.

Un blog de divulgación científica no es un libro de texto, no es una revista científica, no son apuntes de la carrera. No es algo para estudiar. Leer tu blog de divulgación científica no es una obligación. Muy al contrario tiene que ser un placer, pero no nos equivoquemos, no quiero un placer fácil. Estoy dispuesta a esforzarme, a  recurrir a mis conocimientos de COU ocultos en algún pliegue de mi cerebro, a otras lecturas y a cualquier recurso que me permita seguirte porque sepa que al final el premio será gordo, pero no puede ser un placer tan dificil de conseguir que me haga abandonar y pensar que tu blog no es para mí, que estás fuera de mi alcance.

Necesito también que en el post en cuestión me des algo a lo que agarrarme, algo que yo reconozca y que al comenzar a leer me haga saber que ahí podré asirme y a partir de ahí seguir escalando, una pequeña satisfacción que me haga seguir leyendo para desde ahí saltar a entender el siguiente paso y pensar “esto lo he entendido” “me ha quedado claro”.

No te enrolles. Sé que eres listo y sabes muchísimas cosas pero no me las quieras contar todas de golpe. Enséñame sólo un poco, déjame con ganas de más, de volver otro día a verte, a ver qué más me quieres contar y que puedo aprender contigo. No me gustas por todo lo que sabes, por todo lo que parece que sabes. Me gustarás si sabes contármelo y contigo aprendo.

Una vez establecido el contacto, es obvio que nuestra  relación no va a ser fácil.  Tu blog de divulgación científica y yo tenemos poco en común. Para que nuestra relación avance y se consolide,  ambos debemos dar un paso para acercarnos y hacer un esfuerzo por gustar al otro, por entenderle. Prometo esforzarme por entenderte,  pero tú tienes que hacer un esfuerzo por hacerte entender.

No te pases de listo y prometo currarme los comentarios y hablar de ti a mis amigos.  

Publicado originalmente en el número 12 de la revista de divulgación científica Journal of Feelsynapsis.

lunes, 13 de mayo de 2013

QUERIDOS CIENTÍFICOS (IV): TELEVISIÓN Y DIVULGACIÓN

Hay una necesidad apremiante de un mayor conocimiento público de la ciencia. La televisión no puede proporcionarlo todo sola. Pero si queremos que haya mejoras a corto plazo en la comprensión de la ciencia, la televisión es el sitio ideal para empezar”. Carl Sagan. “El mundo y sus demonios”.

Hace casi dos años escribí sobre la tendencia actual a considerar la televisión el peor medio de comunicación, una especie de demonio poseído por seres malignos que solo programan bazofia y que es mejor tener apagada para no acabar con el cerebro achicharrado.
Cualquier otro medio de comunicación tiene mejor fama...y menos influencia en la sociedad.
¿Es la televisión un medio adecuado para divulgar no ya ciencia sino cultura en general?
En mi opinión SI. De hecho es el mejor que hay. Todos los que leemos blogs, estamos enganchados a twitter, facebook o cualquier otra red social y sabemos manejar internet y you tube tenemos todo un mundo de posibilidades de conocimiento y de información a nuestro alcance y tendemos a creer que está posibilidad está más extendida de lo que realmente está.

Para bien o para mal, la televisión es el medio de comunicación más importante para la mayoría de la población y es por tanto y como dice Sagan el mejor sitio para intentar hacer divulgación.

El medio más eficaz, con ventaja, para provocar interés en la ciencia es la televisión. Pero este medio enormemente poderoso no hace apenas nada para transmitir las satisfacciones y los métodos de la ciencia, mientras que su ingenio de “científico loco” sigue resoplando”. Carl Sagan. 

No es fácil. De hecho es muy complicado por varios factores.

No hay ciencia en televisión. EL problema no es que no haya "ciencia" en televisión, el problema es que no hay "cultura" y con esto me refiero a englobarlo todo, no hay programas de literatura, historia, arte igual que no hay de física, química o biología. Empeñarnos en diferenciar ambas cosas es tirar piedras contra nuestro propio tejado, contra la idea y la pretensión de conseguir que en televisión haya espacio para contenidos culturales de calidad, atractivos y "ENTRETENIDOS".

¿Cómo conseguir ese espacio? ¿Cómo conseguir que la televisión considere la divulgación del conocimiento como algo “deseable” para emitir en sus parrillas?
A mí me vale (casi) cualquier cosa y a Sagan también.

“Yo sostengo que la divulgación de la ciencia tiene éxito sí, de entrada, no hace más que encender la chispa del asombro. Para ello basta con ofrecer una mirada a los descubrimientos de la ciencia sin explicar del todo cómo se lograron. Es más fácil reflejar el destino que el viaje”.
Con esto quiero decir que si el espacio que te dan es para hacer “ciencia espectáculo” en El Hormiguero, o lo que se emite es Redes con Punset dando la brasa o tienes un tiempo en la 2 a cualquier hora del día para poder colgar tu formato hay que aprovecharlo. Ojalá hubiera un nicho en la programación claramente diferenciado para la divulgación y para programas de cultura pero como no lo hay, hay que jugar con lo que tenemos y son esos espacios. Si las gilipolleces que hacen en El Hormiguero hacen que algún niño o algún adulto de repente tenga curiosidad por conocer eso que han enseñado y se pone a buscar información...a mí me parece un buen comienzo. Si ver Redes y a Punset con sus entrevistas surrealistas consiguen que alguien se interese por la neurociencia o la nanotecnología...también me parece un buen comienzo. Creo que es más inteligente aprovechar esos resquicios para intentar hacer algo en la televisión que hacerse el digno y despreciar al medio.

No hay dinero para hacer divulgación. Las televisiones no pagan por esos contenidos.

Espero que nadie me considere excesivamente cínico si afirmo que un buen resumen de cómo funciona la programación de la televisión comercial y pública es simplemente este: el dinero lo es todo. (...) Especialmente desde principios de la década de los ochenta, la televisión se ha convertido en algo motivado casi enteramente por el beneficio. Eso puede verse, por ejemplo, en el declive de los informativos y programas especiales de noticias o en las patéticas evasivas de los canales principales para burlar la orden de la Comisión Federal de Comunicaciones de mejorar el nivel de la programación infantil”. Carl Sagan.

Nunca ha habido dinero para la cultura. Llorar ahora pensando que hubo una época dorada dónde siempre había pasta para hacer divulgación de cualquier clase es irreal. Ahora hay menos. Ni TVE, ni las autonómicas porque no tienen dinero, ni las privadas porque no les interesa van a pagar por un programa de divulgación científica. Correcto. No digo que sea fácil, no digo que sea sencillo, ni siquiera digo que sea posible, pero me parece que lo único que se puede hacer es intentar buscar otras fuentes de financiación: organismos públicos, grandes empresas que patrocinen...lo que sea.

Por supuesto, si se consigue ese dinero hay que pensar muy bien qué se va a hacer y cómo. Y tiene que ser algo TELEVISIVO.
¿Qué quieres contar y para quién? No todo se puede contar en tele. No toda la ciencia, ni la historia ni la literatura, es adecuada para ser contada en televisión. Poniendo un ejemplo de ciencia, un descubrimiento en un laboratorio que sea fundamental para el desarrollo de la física cuántica es algo que puede ser tremendamente importante pero que pueda no tener un reflejo en un contenido televisivo adecuado. Vamos a ver, es que no se tiene por qué contar todo en la tele. Hay que empezar por lo básico. La función de la tele no es mantener a la población al día de lo que ocurre en ciencia, de los descubrimientos en historia o de si se ha descubierto una nueva especie marina. La función de la tele es hacer un programa TELEVISIVO con esos contenidos culturales para conseguir acercarlos al público de masas que es el que tiene la tele...y a partir de ahí conseguir que ese público lo conozca, se interese y al tener curiosidad, busque otros canales para informarse. Es muy posible que esos programas televisivos de divulgación se queden “cortos” para un público especializado, pero eso no es a mi modo de ver un problema. Si yo soy especialista en historia del arte y veo un programa de televisión sobre Picasso es posible que no aprenda nada, pero seré capaz de saber si ese programa me ha enganchado, es correcto en lo que cuenta aunque sea básico y ha sido capaz de acercar la figura de Picasso a alguien que no lo conozca. La función del programa televisivo es por tanto acercar la cultura, la ciencia a un público que no la conocería de otra forma...no es su función hacer de vocero de los descubrimientos científicos entre especialistas porque para eso hay otros canales.

¿Cómo se puede hacer un programa de divulgación que sea “serio” y a la vez televisivo?

Esto es un obviedad como la copa de un pino pero hay que decirlo: haciendo que trabajen en ese programa gente que sepa de la disciplina a divulgar y gente que sepa de televisión. Se que parece que cualquiera puede hacer televisión y sí, cualquiera puede hacer televisión igual que cualquiera puede entrar en un laboratorio o ponerse a decir qué ve en un cuadro...pero para hacer un programa de televisión bueno hay que tener profesionales de televisión en el proyecto.

Para empezar y una vez que sabes qué quieres contar y para quien, tienes que tener un guionista de televisión. Alguien que sepa manejar los tiempos de la televisión y sepa coger todo el conocimiento que tú quieres contar y adaptarlo al formato y al público que ve la televisión. Hay mucha mística con programas de televisión de divulgación que todos hemos visto y que tenemos encumbrados al olimpo de la comunicación televisiva: El hombre y la tierra con Feliz Rodríguez de la Fuente, Cosmos con Sagan o los programas de peces de Costeau. Los gurús los llaman programas “de autor” y parece que esos programas eran cojonudos porque estaban allí esas tres eminencias científicas.

Obviamente Sagan, Felix Rodríguez de la Fuente y Costeau son referentes, pero sus programas son buenos no solo porque salgan ellos, sino porque llevan un trabajo televisivo detrás de mil pares de cojones. Además, esto es tele, ellos funcionan porque son buenos comunicadores, dan bien en cámara y tienen carisma televisivo que no todo el mundo tiene. Se puede ser un puto crack en tu campo y no valer para tele y eso pasa mucho con los escritores, gente brutal escribiendo que en tele no vale. Cosmos, “El hombre y la tierra” y los docus de Costeau hubieran funcionado igual de bien con otro "comunicador televisivo" con sus mismas aptitudes y conocimientos. Un comunicador televisivo cualquiera, como por ejemplo Buenafuente, su programa gira en torno a quién es Buenafuente y como cuenta las cosas, Cosmos tiene su potencial en lo QUÉ cuenta Sagan. Es distinto, muy distinto. Sobre esto del autor además hay mucho qué decir, yo sé quién es Sagan o Felix Rodríguez de la Fuente, pero si le pongo los docus a mis hijas ellas no saben quienes son, ni les importa y sin embargo se quedan a verlo...con esto no quiero decir que el autor no sea importante, pero a mi modo de ver no determina la diferencia. Y tampoco para mal. Redes es un buen programa de divulgación...a pesar de ser Punset el autor.
De hecho hay miles de documentales de divulgación científica, de historia o de cultura en general que no tienen un “conductor” y son fabulosos. La BBC es especialista en este tipo de programas pensados para la televisión y perfectamente documentados y que enganchan desde el minuto 1. Pones la televisión y hay alguien explicando cómo nos engaña nuestro cerebro, cómo funcionan las emociones, como es el ecosistema en la selva de Polinesia o como fue orquestada la “solución final” nazi para los judíos y te quedas enganchado al documental hasta el final y cuando termina dices: “joder...ha estado genial, no sabía esto o aquello o lo de más allá”.

No digo que sea fácil, no digo que sea sencillo, pero es lo que hay que hacer. Sentarse a pensar qué quieres divulgar. Valorar si ese contenido es adecuado para la televisión. Contar con alguien que sepa de televisión y sea capaz de adaptar lo que quieres divulgar al formato televisivo. Conseguir la financiación para ese proyecto. Obviamente si tienes mucha pasta es más fácil hacer algo más espectacular...pero espectacular no quiere decir “mejor” y que no sea espectacular no quiere decir que no sea bueno. Hacer el mejor programa posible tanto en contenido como en formato. El guión, el contenido, el ritmo y adecuar el formato a lo que quieres es lo más importante. Olvidar la idea de que te vas a hacer millonario vendiendo ese formato a la televisión y conformarte por cobrar por ese curro. Presentarlo a las televisiones hasta que alguna encuentre un hueco donde emitirlo y esperar que funcione.
¿Qué no hay audiencia para esos contenidos?

Los documetales de "divulgación" de cualquier tipo que ponen en la 2, todos los días de 9 a 10 de la noche, tienen una media de audiencia del 2,2 que son 53.000 espectadores de media. A la hora de los informativos de todas las cadenas. ¿53.000 personas viendo documentales? Ahí hay una audiencia deseosa de esos contenidos, lo que hay que hacer es dárselos en el formato televisivo adecuado.
53.000 personas son un montón de personas deseosas de “saber”...deseosas de que algo les “encienda la chispa del asombro”. Y no lo digo yo, lo dice Sagan.

viernes, 8 de marzo de 2013

QUERIDOS CIENTÍFICOS (III)


Os veo, os leo, os escucho desesperaros porque la sociedad, la gente no os escucha, no os atiende. Os leo quejaros porque todos carecen de cultura científica, de unos mínimos conocimientos científicos. Pasáis de la desesperación a la mofa para luego caer en el más absoluto de los desánimos porque no conseguís llegar a la gente, a la sociedad, a los medios.

Os veo, os leo, os escucho y le doy vueltas y creo que tenemos un problema con la divulgación.

La divulgación no es un absoluto.

No hay una talla única de divulgación y en la mayoría de los casos os veo tratándola así o haciendo remiendos a una talla única para que valga lo mismo para un Congreso de listos que para una charla en un centro municipal, que sea igual para Naukas que para el dominical de un periódico, y eso no funciona.

Parece una obviedad pero creo que el mensaje no llega porque os falla conocer al público y cuando lo conocéis os falla ajustar el mensaje y la forma de expresarlo para que le llegue.

No es lo mismo divulgar para colegas que van a conocer los últimos avances en la investigación y cómo eres de bueno (para odiarte o para adorarte..pero en eso no me meto), que para el público en general. Y no es lo mismo un centro de amas de casa a las 12 de la mañana, que un colegio o un instituto. No es lo mismo Naukas o Quo, que un artículo en el periódico y no es lo mismo un artículo para un portal específico donde os juntáis todo que un artículo en un blog generalista.

En la divulgación tiene que haber tallas. Entiendo que debe ser mucho más fácil divulgar y comunicar a una audiencia que tenga unos conocimientos medios, que vayan a entender el esfuerzo que estáis haciendo y ante la cual podáis lucir todo vuestro abanico de conocimientos. Lo entiendo, pero lamentablemente y creedme que me gustaría que fuera de otra manera, el público que tenéis (tenemos y somos) es el que es y es con el que tenéis que trabajar, al que hay que contarle lo importante que es la ciencia y la investigación.

Podéis pensar que, como con la ropa, la mayoría del público es talla M, pero no, la mayoría del público que tenéis es talla S y necesita divulgación a su medida. No puedes llegar con tu charla XL, ni L, ni siquiera M y soltársela tranquilamente, porque ese público estará incómodo, se molestará, no estará a gusto y lo que es peor pensará que no hay talla para él y perderá completamente el interés.

No todos valéis para hacer la misma talla de divulgación. Algunos de vosotros sois increíblemente brillantes en vuestros campos, auténticas eminencias, pozos de conocimiento y sabiduría que habéis pasado años estudiando y trabajando y cuando vais a congresos de listos, todo el mundo os escucha con mucha atención y es capaz de seguir toda vuestra exposición. Enhorabuena, podéis hacer divulgación XL y probablemente XXL, divulgación a lo grande pero eso no quiere decir que sirváis para hacer otra talla o a lo mejor sí.

La talla L es para gente de ciencias, pero que no es de vuestras disciplina. Es la talla que le encaja a un tío de físicas que acude a una conferencia sobre química, o sobre antropología o a un químico que lee un artículo sobre física cuántica o a un ingeniero que sabe de todo un poco. Ese público tiene una base de conocimiento grande, muy amplia y durante sus estudios ha aprendido a tener una visión llamémosla “científica”, tiene los mecanismos para seguir vuestras exposiciones, vuestros razonamientos y si algo no lo comprende sabrá saltar sobre ese hueco y es muy posible que sepa llenarlo luego acudiendo a alguna otra fuente. Digamos que es una audiencia muy agradecida, porque no va a competir con vosotros como vuestros colegas, os “admirará” y hará preguntas interesantes desde otro punto de vista que posiblemente enriquezcan el debate.

Tenemos después la talla M de divulgación. Una talla para gente universitaria pero que no es de vuestro campo, gente de humanidades, de derecho, o gente que no haya ido a la universidad pero que tenga mucha curiosidad e interés en vuestra materia o en un tema en concreto de vuestra disciplina y haya leído, se haya informado. Ha ido a vuestra charla, ha entrado en vuestro blog, ha decidido leer vuestro artículo porque le interesa. Acude a buscaros por interés, con curiosidad, con ganas. Para esa gente (entre la que creo que me encuentro) se necesita una talla M, una divulgación que explique un determinado aspecto de vuestra materia pero sin perderse en detalles excesivamente técnicos, excesivamente minuciosos que hagan que la audiencia se pierda al no entender esos conceptos, desconecte, deje de leer y se pierda el mensaje global. Es posible que en algunos casos haya que descender ( no me gusta esa palabra) a aspectos que a vosotros os parecen básicos pero que no lo son para ese público..hay que tenerlo en cuenta.

La talla S es la talla para la gente que ni siquiera sabe que existís, que existe la ciencia. Gente que no tiene ningún interés de partida en vuestra materia porque ni siquiera la conoce, o de tener alguna noción le parece algo completamente fuera de su alcance. Es también la talla de gente que os ve como alguien ajeno a su mundo, una especie de seres alejados de su realidad y con los que no tiene en nada en común. Esta gente no va a ir a veros, ni va a leeros, ni entrar en vuestros blogs. Puede que os encuentre en un artículo en un periódico o en una revista o un programa de televisión o puede que tengáis que salir a buscarlos. Tanto si os encuentran como si salís a buscarlos y los encontráis. Tenéis que conocerlos, enseñarles lo que hacéis, como sois y porque es importante vuestro trabajo. No os riáis de ellos, atrapadlos con vuestro mensaje, movedlos a tener curiosidad, a tener interés. Nada de detalles, ni complicadas explicaciones, hay que ir a lo más básico, a lo esencial, a la importancia de la ciencia porque sí, porque aunque no lo sepan es vital para ellos y conocerla les hará vivir mejor y ser mejores personas.

La talla XS serían los niños. Territorio virgen e inexplorado dispuestos a absorber como esponjas lo que les contéis. Vienen de fábrica con la curiosidad, el interés y las ganas, el problema es que se encuentren con alguien que no sepa transmitir y apague esas ganas y esa curiosidad transformándolos en tallas S para siempre.

Por supuesto no todos servís para confeccionar todas las tallas, algunos servís sólo para algunas y otros no servís para ninguna. No todos los científicos sirven como divulgadores y empeñaros en divulgar para un determinado público sin ajustar la talla es contraproducente para todos.

Si llegáis a la audiencia con una talla que le está demasiado grande y ellos están incómodos y empezáis como algunas dependientas a decir que les falta altura, o pecho o tener los brazos más largos lo único que conseguiréis es que quieran irse, que no quieran volver a probar nada de lo que les ofrezcáis ni nada se le parezca. Los perdéis como “clientes”. Vosotros además os sentiréis igualmente frustrados porque todo vuestro trabajo, vuestra exposición, presentación, artículo no ha sido valorado como se merece y caeréis en el desánimo.

Todos estamos de acuerdo en que lo ideal, lo que nos gustaría a todos es que la sociedad tuviera una mínimo de cultura científica, un mínimo de conocimientos de ciencia, de historia, de literatura y un máximo de curiosidad por aprender…pero lamentablemente no es así. Podemos seguir lamentándonos o intentar poner remedio empezando por ajustas lo que queréis contar a quien os escucha.

No hacerlo es tiempo, trabajo y esfuerzo perdido. Os frustrais y os ponéis muy lloricas.



PS: sobre el público recomiendo este artículo de uno de vosotros, "Divulgación científica y democracia en el siglo XXI" en el Cuderno de Cultura Científca, que me ha molado mucho.

Por si acaso a alguien le interesa Queridos científicos (I) y Queridos científicos (II)

martes, 15 de enero de 2013

QUERIDOS CIENTÍFICOS (II): No queremos que os pase lo mismo.

Queridos científicos,

Sé que estáis empezando a desesperaros. Estáis sintiendo el vértigo del vacío. Veis la Nada cada vez más cerca y os parece imposible. Os parece increíble. No concebís lo que os está ocurriendo y realmente no sabéis qué hacer.

Vengo del pasado a intentar ayudaros. Sé que las humanidades y las ciencias no siempre nos hemos llevado bien, de hecho la frase esa de “yo es que soy de letras” “yo es que soy de ciencias” abre una brecha en lo que debería ser un frente común, que ha provocado la situación actual en la que vosotros os encontráis ante ese vértigo y las humanidades estamos ya al fondo del barranco de la indiferencia, en un lugar donde ya casi nunca vemos la luz del sol.

Las humanidades y las ciencias no son tan diferentes. Son ramas del conocimiento, compartimentos artificiales creados por el hombre para diferenciar al que sabe de física del que sabe de latín pero no son tan distintas. Son ganas de aprender y son curiosidad ante lo que nos rodea, nos ha ocurrido, no entendemos y queremos llegar a comprender. Son capacidad para descubrir lo que ni siquiera se buscaba, para reconocer ese conocimiento como algo valioso.

El descrédito, la apatía, la indiferencia absoluta hacia el conocimiento comenzó hace mucho y lo hizo por las humanidades. Hace 20, 30 años estudiar humanidades: historia, arte, filología, literatura se veía como algo absurdo. Para la sociedad era mucho mejor hacer una ingeniería (por supuesto) o biología, medicina, química, física, cursar cualquiera de esas carreras parecía más inteligente, porque además en la facultad de físicas iban a “enseñarte” algo, te iban a “explicar” algo, pero ¿historia? Para eso te coges un libro y te lo lees… - decían.

La gente de letras por aquel entonces intentamos defender nuestra posición, la importancia de su conocimiento, de sus estudios, pero con muy poco éxito. Realmente no supimos defenderlo, nos quedamos anclados en la posición digna de “Esto es importante y ya os daréis cuenta” y todavía estamos esperando. No ayudó la imagen que se transmitía de que eran estudios “rancios”, que casi olían a naftalina y que se explicaban de una manera espesa y ardua para seguir.

No supimos reaccionar. Algunos trataron de hacerse fuertes en la enseñanza cayendo en la trampa del “paraqueismo”. Estudiar humanidades servía para ser profesor, para enseñar… para eso se estudiaban esas carreras.

Las humanidades perdimos la batalla, desaparecimos del interés general. El desprecio, o más bien la total indiferencia, hacia los estudios llamémoslos de letras era y es total. La sociedad en general no tiene curiosidad por estudiar la historia, la literatura o el mundo del arte. No le ve ningún tipo de interés y menos ahora que parece que googleando tienes todo ese conocimiento a tu disposición.

Las ciencias, los científicos, la gente que prefería elegir “ciencias”… asistió al descrédito de las humanidades sin mucho interés sin ningún tipo de preocupación. Eso a ellos no les iba a pasar. Las ciencias eran otra historia, tenían una aplicación práctica, con ellas se podía hacer muchas cosas, no eran solo “saber”. Las ciencias eran “investigar”, tecnología, electrónica, eran avances médicos. Tenían la sensación de estar a salvo, sentían que era una pena que se perdiera el interés por la historia pero que a ellos no les iba a pasar. Se ensanchó la fractura entre las dos partes del saber y se abrió el camino para lo que está pasando ahora.

Habéis tenido unos años más de tregua. Estudiar física, química, biología, geológicas, medicina, etc., era considerado una opción inteligente, algo útil para la sociedad y para el propio individuo porque permitía “hacer” algo.

Sin embargo, esa tregua ha terminado casi diría que bruscamente. Las ciencias están cayendo en el mismo barranco de la indiferencia en el que languidecen las humanidades. Los niños ya no quieren ser astronautas o científicos, ni siquiera quieren ser Indiana Jones, quieren ser Messi o Fernando Alonso o sencillamente salir en la Tv. Y lo que es peor, los padres de esos niños se ven obligados en cierta manera a promover el que sus hijos estudien carreras más “prácticas”, anulando las vocaciones llamémoslas más básicas o fundamentales porque sencillamente no las ven como algo “útil”, no perciben la importancia del conocimiento.

Internet, twitter, los periódicos, los blogs, están ahora mismo llenos de gente de ciencias lloriqueando porque ven cómo el interés hacia la ciencia se desploma, cómo la inversión en ella desaparece y cómo las consecuencias que esa falta de inversión provocará a largo plazo no son percibidas por la sociedad como un drama, como una catástrofe.

La sociedad pasa.

Pero no estáis solos. La gente de letras (si es que esa clasificación tiene algún sentido) estamos con vosotros. No entendemos el Bosón de Higgs, ni sabemos calcular la órbita de Luna, ni probablemente recordemos cómo hacer raíces cuadradas, pero nos da igual, sabemos que conocer todo eso es importante, que es decisivo y que apoyar el conocimiento por el simple hecho de conocer y ampliar horizontes es vital para una sociedad.

Estamos con vosotros, primero para que no os pase como a nosotros y segundo para que aprendáis de lo que nosotros hicimos mal. Básicamente no hicimos nada.

Vosotros estáis a tiempo todavía de reaccionar, de luchar, de defenderos de la desidia, la falta de curiosidad y el pasotismo intelectual y además contáis con la ventaja de internet, de la red y las mil posibilidades de difusión de vuestro mensaje que las redes sociales os dan.

Primero juntaos todos. No hagáis como nosotros, que hicimos trincheritas: la historia es importante, ¡No, el latín!, ¡La filología! ¡La geografía! Juntaos todos y decidid qué queréis defender.

No vale defender la ciencia porque sirve para algo.

El “paraqueismo” es una trampa mortal en la que ya caímos nosotros. Aprended de nosotros de nuestra experiencia y no enarboléis la bandera de la “ciencia cura el cáncer”, “la ciencia manda naves espaciales”, “la ciencia hace sartenes de teflón”. Es obvio que la ciencia, los estudios científicos y sus aplicaciones, tienen mucha presencia en la vida diaria aunque no se perciban, pero si lo fiamos todo, si fiamos la importancia de los estudios científicos al “para qué sirve” estaréis siendo absurdamente limitados y además sería fácil desmontar vuestra venta. Hagámonos todos médicos, carpinteros y electricistas que cuando llegue el trueque será lo más valioso.

Segundo aprended a “venderos”. Sé que es un concepto que suena horrible, que se ve como algo peyorativo, pero eso es ser estrecho de miras. Puedes ser cojonuda, guapísima, listísima y divertida, pero si te quedas en casa en tu sofá (y sin conexión a internet) no lo va a saber nadie, tienes que salir y que te vean.

Eso es lo que tenéis que hacer vosotros. Salir del salón de casa, de los laboratorios, de los centros de listos, de los foros de “y sí, somos lo mejores bueno y qué”, de los artículos de divulgación sólo aptos para gente con un doctorado y enseñarle a la sociedad, a la gente en general lo que moláis. Algo así como comprad comprad mis hermosos jabalíes.

Salid ahí fuera y haced cosas chulas para todos, empapad a la gente, a la sociedad, a los de letras, al panadero, a tu abuela, a mi primo de 3 años de conceptos científicos…no se trata de que aprendan a calcular la aceleración de un protón, sino de qué sepan qué es un protón o ni siquiera eso…pero que conozcan su existencia.

Haced cosas chulas.. ¿Qué fue lo más chulo que hicieron las humanidades?

“Érase una vez el hombre”, eso fue lo mejor que hicimos… y años después Indiana. ¿Han servido de algo? Obviamente el mundo no está lleno de gente peleando por sacarse un doctorado en arqueología o aprender griego clásico, pero quiero creer que hay gente que sabe qué es la arqueología gracias a Indiana y distingue a los griegos de los romanos aunque sólo sea ligeramente. Puede que ese débil destello de conocimiento genere una chispa de curiosidad en alguien y un interés por conocer más.

Aprended de lo que no supimos contar nosotros. Hay que vender la idea de lo que mola conocer. Hay que vender la idea de que tener curiosidad mueve el mundo, mueve la sociedad, hace avanzar a la humanidad. Hay que contarle a la gente, a los niños que están en el colegio… que todo lo que les rodea puede explicarse, puede contarse… y que lo que no sabes explicarles, puede que ellos sean capaces más adelante si lo intentan, si estudian, si investigan.

Hay que empezar por el principio, por generar interés por conocer, por estimular la curiosidad. Así que venga, dejad de lloriquear, de lamentaros, de lameros las heridas de todo lo que habéis estudiado y trabajado y nadie os agradece, aprended qué es lo que hicieron mal los de letras y vended la moto.

Las humanidades no lo hicieron en su momento. No lo supimos contar y nos hundimos, pero no queremos que os pase lo mismo, así que emocionaos , dejad de hablar jerga, bajaos del pedestal , pedidnos ayuda y entusiasmadnos.

..continuará.

martes, 26 de junio de 2012

QUERIDOS CIENTÍFICOS,

Estáis cabreados, estupefactos y completamente indignados por el video que se ha sacado de la manga la Comisión Europea para supuestamente “vender” las bondades de la carrera científica,  a los jóvenes europeos y así tratar de conseguir más “vocaciones”,   sobre todo entre las chicas. El objetivo es  que las mujeres estén más presentes en las carreras científicas y lo que se les ha ocurrido para conseguir eso es: Science  it´s  a girl thing con un pintalabios como i. Una completa majadería.




El video es un horror. Es cutre, feo, está mal iluminado y tiene un look ochentero copiado en su estética del famoso videclip de Robert Palmer “Simply irresistible” , pero en versión garrafón.

No sé a qué gurú se la ha ocurrido que mostrar a unas supuestas guapas taconeando mientras se pintan los labios y un tío con una bata blanca que las mira, podría fomentar el interés por la ciencia entre las adolescentes europeas. Por más vueltas que le doy no consigo entenderlo. En mi opinión, lo suyo sería mostrar lo que “mola” de la ciencia sin pensar en el género…pero esto es tan obvio que da vergüenza tener que decirlo.

Que la Unión Europea pague con fondos públicos este despropósito es desde luego motivo para estar cabreado.

El resto del cabreo monumental que os habéis agarrado, me parece sinceramente un poquito de “me la cojo con papel de fumar”, sin acritud.

Estoy completamente de acuerdo en que el video da una idea de la ciencia que no es, pero precisamente porque es tan falsa nadie va a creérsela. Nadie en su sano juicio va a pensar que dedicarte la investigación suponga ser un (supuesto) pibón, ir con tacones de 10 cm y ligarte a un tío estupendo en un laboratorio. La puesta en escena es tan ridícula que nadie, repito nadie, la toma por algo real.

He leído miles de críticas “da una imagen de la mujer científica que no es real”, “las investigadoras son esforzadas, han trabajado mucho, estudiado muchísimo, están ahí por lo que valen y no por su cara bonita”. Completamente de acuerdo y no lo dudo ni por un nanosegundo, pero bienvenidos al mundo de la comunicación audiovisual: así es como funciona. Les pasa lo mismo a las enfermeras, a las secretarias, a las ejecutivas, a las dependientas de tienda. Si hacen una campaña siempre sale un estereotipo creado artificialmente que no tiene nada que ver con la realidad, ¿o creéis que todas las enfermeras o son unos pibones con falda corta y escote o se parecen a la mujer de Santa Claus y te hacen sopita? Claro que no. Así que relajaos, nadie ha pensado que esas modelos sean científicas de verdad ni lo pretendan. (Los únicos que se corresponden con la imagen estereotipada de las campañas audiovisuales son los bomberos…pero lamentablemente no todos podemos ser bomberos)

Seamos sinceros. A todos os flipa “The bing bang theory”, 4 frikis pajilleros inadaptados sociales dedicados a la física teórica que viven al lado de una camarera rubia y tonta, os parece un descojone de serie y todos me decís: yo conozco a unos así.

Ya. Ja.

Sí, vale, yo también conozco físicos frikis pero no son de TBBT: cantan canciones de Julio Iglesias, viajan a Khazajastan o escuchan ruidos imaginarios por la noche, pero no son TBBT. Lo que os mola de esa serie es que es “humor de científicos”. El resto de la gente cogemos las gracias pero obviamente nos perdemos cuando Sheldon hace una disquisición sobre entrelazamientos cuánticos o nombran a científicos que para vosotros son dioses y para nosotros simplemente un nombre que “nos suena”. TBBT también da una imagen irreal de la ciencia, pero no he visto a nadie indignarse con esa imagen irreal. Es una serie de culto con un puntito de elitismo en plan “nosotros cogemos todas las gracias”.

Lo que os ha molestado es veros retratados como un estereotipo asimilable al del resto de los trabajos.

El video está pensando para que la ciencia interese a los jóvenes europeos, como ya he dicho antes. Bueno, más concretamente para conseguir que las chicas, a las adolescentes les interese seguir una carrera científica. Obviamente no lo va a conseguir y va a ser un completo fracaso. Primero porque dudo mucho que los jóvenes europeos tengan un interés increíble en seguir las campañas de la Unión Europea. Segundo, porque ese look ochentero les echará para atrás. Tercero porque recurrir a ese estereotipo tan ridículo es imposible que mueva a nadie a dedicarse no ya a la ciencia, sino a cualquier cosa.

Entonces, ¿qué se puede aprender de todo esto? ¿Qué podéis hacer vosotros, científicos indignados aparte de gritar “¡A dios Einstein pongo por testigo que esto es una mierda de la Comisión europea y que nosotros no somos así para nada!”

Vamos a la parte constructiva.

La idea primigenia de la campaña de la Comisión Europea es hacer de la ciencia, de la actividad investigadora y científica algo atractivo, algo cercano. Se trata de que la chica que está en Madrid, en Salamanca o en Goteburgo y tenga curiosidad por la biología o la física, valore que dedicarse a eso puede ser algo interesante, que puede tener una relación con la sociedad en la que ella vive y que es una salida profesional a considerar.

Esa es la idea original y como idea, es buena. Otra cosa es que la manera de llevarla a cabo sea de bofetón.

Lamentablemente la ciencia y los investigadores y sus actividades han abierto, no sé muy bien por culpa de quien, una brecha con la sociedad. Por un lado y no os ofendáis por esto, os veis importantes: estudie una carrera, hice un doctorado, hice un postdoctorado, me piré a Alemania, a Usa, a donde sea a currar, he publicado n papers, he sacado no sé cuantas patentes, he currado como una bestia… Cierto, completamente cierto, pero no habéis sabido contárselo a las nuevas generaciones, no os habéis sabido vender ni vosotros ni lo que hacéis. Sólo les habéis contado a esos chavales, a la sociedad, que es una actividad que requiere muchísima dedicación, muchísimo esfuerzo y os habéis olvidado de transmitir la parte atractiva, la razón por la que merece la pena tanto esfuerzo. ¿Por qué os hicisteis investigadores? ¿Qué os llevo a hacer de la ciencia vuestro empeño profesional? ¿Qué hay ahí que merezca la pena? Contadlo.

Coño, tened ambición, si los que se dedican a la “administración de empresas”, actividad coñazo donde las haya, han conseguido que hordas de jovenzuelos opten por estudiar esa carrera ¿vosotros que sabéis cómo funciona el planeta, qué es una meteorito, porqué desaparecieron los dinosaurios, por qué vuelan los aviones…y un millón de cosas misteriosas más no podéis vender lo que hacéis?? ¡No me lo creo!

La campaña es una mierda completa, es irreal y da una imagen falsa (y que no os gusta) de lo que hacéis. No va a conseguir más vocaciones científicas y encima os ha cabreado.

¿Qué vais a hacer con todo eso?

¿Queréis una idea? Curraros un video, un spot, una serie que cuente lo que hacéis, como lo hacéis, porque os mola ser científicos, porque un chaval que duda entre hacer física o administración de empresa debería dedicarse a la física, que puede ser apasionante y muy gratificante.

La televisión y la comunicación audiovisual por internet es un instrumento muy poderoso para transmitir ideas. ¿Habéis visto Urgencias? ¿Habéis visto Indiana Jones? ¿Visteis Lou Grant en su momento? Ninguna de esas series contaban la “realidad” de los médicos, los arqueólogos, los abogados o los periodistas pero acercaron esas actividades a la gente…les provocaron inquietud e interés por esas actividades.

Nadie estudia medicina pensando que va a encontrarse a George Clooney en el box de urgencias, y nadie estudia Historia creyendo que acabará con una chupa de cuero en el desierto y ligando con un chulazo y nadie piensa que empezará su campaña de periodista con un Watergate…pero esas imágenes acercaron las profesiones a la gente.

No pongáis el grito en el cielo. Sé que os parece un sacrilegio lo de la serie de científicos, pensemos en algo más “serio”. Haced algo que diga: nos dedicamos a esto y mola muchísimo.

Seguro que yo lo veo y lo mismo me arrepiento de haber estudiado historia.

Y no seáis tan susceptibles coño.

Mirad por ejemplo que video he encontrado hoy gracias a twitter.

Y para el que tenga interés...un sesudo estudio sobre por qué las niñas pierden interés por las ciencias. Why so few?

Con cariño para los científicos que pasan por aqui y en especial para Ines (@_nesita) , que es chica y científica de élite.