martes, 12 de septiembre de 2017

Los sobre preocupados y los obviadores

Según los evangelios apócrifos de la historia de mi vida, cuando yo tenía 8 años, por las tardes sufría unos terribles dolores de cabeza. Debían ser reales y terribles porque mi madre, poco dada a las contemplaciones y con otros tres hijos que atender, decidió llevarme al hospital porque algo me pasaba. En La Paz, me sometieron a todo tipo de pruebas y la conclusión médica fue que tenía dolores de cabeza por la ansiedad que me provocaba cada tarde al llegar a casa, pensar en lo que tenía que hacer al día siguiente en el colegio o dentro de una semana. Desde aquellas pruebas mi madre siempre ha dicho «eres muy preocupona». 

Casi cuarenta años después y a base de muchas leches en la vida y muchísimo insomnio absurdo, he conseguido pasar de muy preocupona a consciente de los problemas. Y estoy orgullosa de ello. Es incómodo, es un coñazo, quita mucho tiempo y probablemente me esté acortando la vida pero veo los problemas y me lanzó a buscarles solución. 

En el otro extremo de la vida están los obviadores. Esa gente me saca de mis casillas y me admira al mismo tiempo. Me pregunto qué gen, que combinación genética han desarrollado que les permite ver un problema y obviarlo. «Un problema, voy a no verlo y, por tanto, ya no existe» Me fascina. Por supuesto, soy consciente de que estos obviadores juegan siempre la baza de si me quedo parado durante el suficiente tiempo vendrá alguien a solucionarlo sin que yo tenga que hacer nada, sin que yo haya tenido, ni siquiera, que pensar en la existencia objetiva de eso que estoy haciendo como si no existiera. 

Yo no sé obviar los problemas, ignorarlos, cerrar los ojos y no verlos. Lo he intentado, lo intento. A veces consigo meterlos en un cajón un par de días, tres, creo que una semana es mi récord, pero la mayor parte de las veces paso de cero preocupación a cien intentos de resolución en minuto y medio. No es sano, no es inteligente ni resolutivo pero no sé hacerlo de otra manera. Me sumerjo en una espiral de ansiedad, anticipación y pensamientos laterales para encontrar una solución lo antes posible. Funciono así: problema, buscar solución, resolverlo, dejarlo atrás.  Intento cambiar el esquema y decir: problema, dejarlo reposar, quizás se solucione solo pero NO PUEDO.

Entre mi ansiedad ante los problemas y los obviadores, existe gente maravillosa que tiene el superpoder de clasificar los problemas. Personas pausadas y nada impulsivas que ante cualquier problema toman la actitud adecuada; lo valoran, lo sopesan, lo miden, lo dejan reposar y tras dormir unas cuantas horas piensan en alguna solución si la creen posible o tiran el problema a una papelera bien porque les parece una nimiedad o porque ya saben que no pueden solucionarlo y no van a malgastar más tiempo ni energía en pensarlo. 

Si volviera a nacer y me dieran opciones diría: «Hola, soy Moli y como superpoder vital quiero saber valorar los problemas en su justa medida. Y, si puede ser, de extra quiero bofetada ultrarápida para dar a los obviadores. Y ya, por pedir, lo quiero todo en el traje de Spiderman».

Y si no puede ser, en mi próxima vida me pido obviador. 

14 comentarios:

el chico de la consuelo dijo...

¿de verdad hay gente q sopesa friamente los problemas?
Bss

Anónimo dijo...

Yo a los obviadores les llamo inmovilistas...si no me muevo todo pasa (porque se soluciona, por aburrimiento, porque sí...)

Ana dijo...

Diría que sin llegar al extremo de los obviadores, al día siguiente los problemas suelen ser más pequeños, quizás porque ya se ha encontrado la solución, quizás porque no eran tan grandes como los vimos en un primer momento. Dejarlos reposar un poco, no les viene mal.

Anónimo dijo...

A mi los obviadores me dan gastritis.De verdad. Suelen ser la guinda del problema, el añadido que me irrita me lleva a una espiral de perplejidad e incomprension king size ( ya se que es inutil, y me da muchisima rabia no obviar a los obviadores). Los obviadores, a menudo, son parte del problema De los conscientes y ecunimes que ven problemas y se toman su tiempo, solo he conocido dos en la historia de mi vida. Mi cuñado que es bombero que tiene un prisma, digamos gran angular, para poner cada cosa en su sitio. Y una buena amiga, que hace artes marciales y que se puso a tranquilizar a todo un pasaje de avion en un casi accidente de vuelo muy gordo que hubo en España. Dentro del avion. No sabes lo que te entiendo, Moli, pero no querria reencarnarme en ellos, porque muchas veces ellos son parte del problema.

Lo q Leo dijo...

eyyyyyyyyyyy
hacía un lustro que no era primer!!

Ana, princesa del guisante dijo...

Y si no consigues ser obviadora o ponerte de perfil, no olvides: esto también pasará.

Champiripoche dijo...

También se puede ser como tú de preocupona, y aprender tras convivir con obviadores a llegar a un equilibrio. Todo es practicar, joven padawan...😜

NáN dijo...

A mí lo de la ansiedad no me funciona: me parece que es como un gato que ha cogido el hilo de lana unido a un jersey a medio hacer dejado en el sofá.

Los obviadores no se dan cuenta de que a 200 metros de altura hay en sus pensión un aerolito de dostoneladas, justo encima de su cabeza, esperando perder el equilibrio y aplastarlos.

Ningún problema resiste el método de los senoi (http://www.anar.cat/upload/public/fitxers/los_senoi.pdf). Te acuestas pensando el problema, pero sin preocupación. Al día siguiente encuentras la solución. Y si no, en la segunda noche. En casos extremos, se te ocurrirá la solución en la tercera. Eso sí: cuando en lugar del aerolito te ha caído encima , suavemente, la solución: ¡¡¡hay que ponerla en práctica!!!

Sonia dijo...

Yo tengo parte de Moli y parte de clasificadora de problemas. En el momento que me encuentro con el problema, intento darle solución lo antes posible... pero luego recuerdo que es mejor que espere un par de días que seguro que se me ocurre otra cosa o se me puede presentar otra solución porque las situaciones cambian por momentos... y efectivamente suelo darle solución. Eso sí los 2 días sin dormir me los tiro... soy así.

En cualquier caso, hay que aplicarse el proverbio chino (creo que era) Si el problema tiene solución para qué preocuparte, y si no lo tiene para qué preocuparte!!!!

Besos

Anónimo dijo...

Eso es que tienes pocos problemas. Cuando tienes varios aprendes a ser más práctico o no duermes en tu vida , te comen los problemas y te mueres. Yo tambien creo que es genetico en mi familia no ha hay nadie así. Pero mi marido lo és y el alucina con lo mal que gestiono los problemas las vueltas que le dio, las posibles mil respuestas para estar preparada a varias soluciones. Será que no sé improvisar, pero he de decir que se puede aprender practicando....

Beatriz Garza dijo...

Los obviadores viven más años. Es un hecho. Yo lo digo.

Alejandra dijo...

Dios mío, no sabía que tenía un clon! Qué jodido es!, qué te voy a contar?.Besos.

Dorotea Hyde dijo...

Totalmente de acuerdo con el Anónimo del 12 de septiembre. Vale que algunas personas somos excesivamente preocupadas, pero muchos de los problemas que hay a nuestro alrededor están causados por gente que pasa de todo. No solo pasan de los problemas, también de las situaciones previas que los causan. Y al final esos problemas tienen que resolverlos otros, así que en realidad, sí, tienen razón, no se mueven y el problema se soluciona, pero porque otra persona mueve el culo, suda sangre por ellos.

Saludos.

Oswaldo dijo...

Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar,
fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar
y sabiduría para entender la diferencia.
Reinhold Niebuhr