viernes, 3 de marzo de 2017

La oda a la frivolidad que no pude escribir


El lunes, sentada en una sala de espera, me puse a hojear el Hola. Pasaba las páginas cuando me asaltó una foto completamente absurda de Gwyneth Paltrow abriendo un armario de frío en un supermercado, con una litrona de leche en la mano y vestida solamente con una americana y unos tacones imposibles. El texto sobre impresionado decía lo siguiente:

«Cuando mi carrera estaba en lo más alto y me sentía la chica más genial de la tierra, mi padre me dijo ¿Sabes qué? te estás volviendo un poco estúpida. Es lo mejor que me ha pasado nunca, me hizo poner los pies en la tierra»

Solté una carcajada. En la siguiente foto, la buena de Gywneth aparecía, en los que supongo a alguien le debió parecer una pose atractiva, recostada sobre la cinta de la caja del súper.

«Su posado más impactante». Adoro el algoritmo del Hola que titula y hace los textos, me proporciona grandes momentos de risas. Con un conjunto de adjetivos y sustantivos muy limitado consigue realizar infinitas combinaciones a cual más obvia y previsible, pero titular el reportaje de Gywneth como "posado impactante" se llevaba la palma. 

Esta misma semana dos personas, amigas, me reprocharon sin maldad, que leyera el Hola (el Hola no se lee, se mira con incredulidad) o qué dedicara tiempo a escribir  bobadas sobre la alfombra roja de los Oscars. A los dos les contesté: no hay que ponerse tan estupendos, te puedes dedicar a leer grandes ensayos, el New Yorker o clásicos de la literatura y en una sala de espera echar unas risas con el Hola. Y se puede disfrutar mucho viendo clásicos de cine o series de autor, y reírte escribiendo sobre la alfombra roja. 

Pensé entonces en escribir un post con una oda a la frivolidad. Una defensa del disfrute de lo superfluo en ciertos momentos, en ciertos lugares, sabiendo que lo que estás haciendo es frívolo e intrascendente pero disfrutándolo sin más para olvidarlo al segundo siguiente. 

Iba y venía pensando en cómo escribir mi oda al frívolo disfrute de lo superfluo cuando, al volver a casa el miércoles por la noche, al poner la radio para escuchar el análisis de las noticias del día me saltó el fútbol. El jueves por la noche me ocurrió lo mismo y, esta mañana tras el monólogo de turno, cuando quería escuchar los titulares de la jornada me he encontrado con una descripción pormenorizada del golpe que dos futbolistas se dieron ayer y que más allá de lo aparatoso de la caída no tenía ninguna trascendencia. Fue un susto, un golpazo impresionante pero ambos jugadores están perfectamente. 

Recuerdo con emoción mi primera visita al Bernabeu, con un bocadillo envuelto en papel albal ,de la mano de mi padre, mi hermano y yo, fuimos a ver un partido de la Copa de Europa en el que un tal San José marcó un gol en propia puerta. Recuerdo la emoción de los grandes partidos en mi casa, esas noches en las que se cenaba en el salón. Recuerdo tardes de adolescente en los que quedábamos porque era un plan especial ver el fútbol.

Recuerdo cuando el fútbol no lo invadía todo. Añoro disfrutar de un partido de fútbol porque era algo que tenía su lugar y su tiempo, que suponía un aparte de las cosas diarias. Era algo intrascendente, superfluo y divertido y tenía su momento. 

Ahora no. Ahora me saca de mis casillas que me asalte por todas partes. Me hostiliza que todos los boletines informativos terminen con una nimiedad sobre fútbol. Me cabrea que se rellenen horas de radio o de secciones de deporte o de televisión con bobadas sobre fútbol. Entiendo los comentarios sobre partidos, resultados, análisis de juego. Me parece estupendo que haya periódicos dedicados solo a eso o portales web o especiales de radio pero ¿comentar cada entrenamiento? ¿Cada tuit? ¿Cada contrato publicitario? ¿Cada estupidez? ¿En todas partes? ¿A todas horas?

El fútbol lo llena todo. 

¿Y si pasa lo mismo con la frivolidad superflua de la moda y los cotilleos? Reflexiono ¿A quién quiero engañar? Ya está pasando. Los informativos de radio no hablan, aún, de los cotilleos del Hola pero todo tipo de noticias frívolas, idiotas y carentes del más mínimo interés se cuelan en todos los periódicos. Hoy mismo, he entrado a leer un reportaje sobre una librería y, al final de la noticia, los temas sugeridos eran ¿Cuánto gana Pilar Rubio por un tweet? ¿Qué les pasa a Mengano y Zutana?,Reguetón' y afters con señores mayores: así son las juergas de los protagonistas de ‘Hard Party’", Así es la vida del presidente Trump: vive solo, adicto a la televisión y no lee libros. Un canto a la nada intrascendente. 

Mi oda a la frivolidad se ha venido abajo. Sigo estando a favor de disfrutar de tonterías superfluas de vez en cuando, pero ya no estoy tan segura de que esas tonterías sean tan inocuas. O, mejor dicho, sí son inofensivas en un entorno controlado, medido y acotado. Cuando dejamos, y lo estamos haciendo, que se extiendan más allá del cercadito del que nunca debieron salir, pierden su inofensiva diversión y se convierten en un arma de destrucción, acaban con el pensamiento crítico, con la capacidad de análisis, con el criterio y con la información. 

Conclusión, seamos frívolos con criterio, aunque creo que ya llegamos tarde.  Igual que el fútbol se nos fue de las manos, se nos está yendo la frivolidad. 


Foto de la revista LIFE. Jane Mansfield rodeada de botellas de agua caliente con su efigie. 

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Anonima cada vez mas enganchada ( a este bendito blog) dice; tienes mucha razon molinos, la tonteria se nos ha ido de las manos y ya no es un contrapunto divertido (muchas veces cargado de humor involuntario como el ¡ Hola !) ahora lo inunda todo. Es deprimente, si. Yo tambien he sido defensora de la frivolidad (con los colegas, todos ellos gente sensata y normal) pero cuando lees que las profesiones mas valorada por las generaciones venideras ( modelo o cantante/ futbolista) me entran sudores frios. Ni puta gracia tiene, oye.

Anónimo dijo...

Ah, y perdon por la redaccion del comentario y la ausencia de tildes, la mala puntuacion ...escribo desde el movil, muy rapido y de cualquier manera, con pelos de loca. Un placer leerte Molinos ( Anonima enganchada)

Unknown dijo...

La llamada Transición española nos dejó algunos síntomas de la España profunda como el Hola. Supongo que nos toca apechugar con ello. Y si, mirar de vez en cuando, para poder ver con "el mundo del corazón", resulta vital para no perder de vista la vida cotidiana del personal... que no va al súper como la Paltrow pero acaba por aguantar de los Trumps de turno como ella. Y aquí nos aguantamos con registradores sin ejercicio!

Voz en off dijo...

Claro que sí, a veces hay que "despresurizar" con una lectura fácil o algo de marujeo. Aún recuerdo con horror como se criticaba un suplemento del país, el de los sábados por dedicarse a la moda. La moda es una industria y todos llevamos algún tipo de ropa!

Anónimo dijo...

Es verdad, el futbol lo invade todo, hartita ya estoy

eviam dijo...

¡Qué agridulce! jeje

NáN dijo...

¿Dónde hay que firmar el penúltimo párrafo, para que pase a ser un Artículo de la Constitución Española... o mejor de la Mundial?

Si nos quitamos de nuestra vida las risas, las bromas, los toques frívolos... todas las pequeñas cosas que hacen soportable nuestra vida y nos distraen un poco de "lo serio", estamos perdidos. Pero si convertimos ese "escape" en algo continuo y abrumador, estamos perdidos.

(Comento por comentar, porque lo has explicado de puta madre).



Anónimo dijo...

Hola,

otro día podrías hacer una oda a algo que también nos invande a todas horas, al menos en las redes sociales y en mucha página de internet, no tanto en televisión y radio, una oda a noticias como que el cáncer se cura con limones y temazos así.

Saludos.

La Marmota dijo...

Muy de acuerdo: la frivolidad ha dejado de ser frivolidad para convertirse en noticia.
Antes leía el pais online pero ahora ando como pollo sin cabeza porque se parece más al Hola que a un periódico "de verdad". Miento, el Hola tiene menos fallos de ortografía que los titulares de El País.
Así que igual alguien puede ayudarme: algún periódico pseudo-imparcial en castellano que merezca la pena leer? Online, pues vivo en el extranjero. Cualquier sugerencia se agradece :)

NáN dijo...

publico.es

eldiario.es

Desde que los descubrí me dio la impresión de que vivía en otro país. Al menos las noticias, y el modo de tratarlas, no aparecían en los mainstream y estaban mucho más cerca del mundo en el que vivo.

Dorotea Hyde dijo...

La frivolidad un rato no está mal, lo malo es cuando tu vida gira en torno a esa frivolidad, cuando no tienes otros temas de conversación ni otras aficiones. Entonces llegas al punto de no saber por qué juzgan a Iñaki Urdangarín y la infanta, por qué la gente está cabreada con los bancos o que ha habido un accidente en la central de Fukushima. Pero sabes el nombre de todas las hermanas Kardashian y su talla de sujetador. Tengo la esperanza de que sea reversible pero será un proceso largo.

Oswaldo dijo...

Me gustó el término que usó "voz en off": "despresurización" así que me lo apropio.

Despresurizarse está bien cuando a la vida se le va un poco la mano en intensidad. Lo malo está en el momento en que a la propia despresurización se le va la mano y puede la gente perder hasta el carácter y convertirse en un deforme budín.