miércoles, 21 de octubre de 2015

Ensayo sobre el microondas

El microondas es como vivir en pareja 

Hay gente que no vive en pareja porque no quiere, considera que es peligrosísimo para la salud, para su vida, que eso no es para ella y que mucho mejor cada uno en su casa y todos tan contentos. Lo mismo pasa con el microondas, hay gente que no quiere microondas, que no lo usa porque es peligroso para la salud y las ondas pueden matarlo. Me parece bien, es una opción tan buena como no tenerlo porque no te cabe, no te va con los electrodomésticos o cualquier otra chorrada... aunque más arriesgada. La buena noticia es que los efectos malvados de las ondas del microondas no les matarán en sus casas, la mala es que en los restaurantes, en el colegio de sus hijos y en otros mil sitios sí usan los microondas y sus ondas malvadas para calentar o cocinar comida que esas personas se comen... pero oye, cada uno se engaña con lo que quiere. 

El microondas es un electrodoméstico prometedor. Es como los novios. Los ves ahí colocados, flamantes y nuevos e imaginas una vida de amor y convivencia en la que todo sea armonía.  El primero que tienes (ya sea en un pasado remoto en casa de tu madre o en pasado menos remoto en tu propia casa) parece algo prometedor y lleno de posibilidades. Un mundo nuevo... Lo miras, te gusta y piensas "juntos vamos a hacer grandes cosas". No hace falta que sea el más caro ni el más brillante; es el tuyo, el que te ha hecho tilín y te gusta. 

Poco a poco, la realidad se impone y las "grandes cosas" se transforman en la rutina cotidiana de pequeños gestos que también mola mucho. Levantarte hecho un gremlin, llorando de sueño, llegar a la cocina, sacar la taza, echar el café, abrir la nevera para coger la leche... y después sin pensarlo, sin saberlo, pulsar el botón que abre la puerta, meter la taza y darle al botón. El sonido familiar de las ondas malignas llena tu cocina y tú te dedicas entonces a preparar el resto del desayuno o a contemplar el (in)finito de tu cocina con mirada de foca monje, esperando el "ping". La puerta se abre y entonces tu maravilloso compañero de rutina te devuelve el líquido asqueroso (si no habéis probado a beber café frío a las 6:30 de la mañana... no lo hagáis) convertido en el maná, en la poción mágica que te hará empezar a ser persona. 

Todo es rutina, todo funciona. Has abandonado los grandes proyectos y las grandes cosas y estás cómodo con tu microondas. Vas a otras casas, ves otros microondas. Algunos parecen más cutres, otros más sofisticados, algunos son preciosos y fantaseas sobre cómo quedarían en tu cocina, otros sabes que están completamente fuera de tus posibilidades y piensas que estás bien, que te gusta el tuyo y que no necesitas nada más.

Tu microondas no hace grandes cosas; a lo mejor sí, si lo cuidaras, mimaras y tuvieras detalles, pero no hay tiempo ni ganas. Estáis bien así. Calienta, pita y sacas lo que sea. Ya no tienes ni que mirarlo. Los números se han borrado, el cristal ya no es traslúcido, hay botones que no sabes (y puede que nunca supieras) para qué sirven... pero es tuyo y te gusta. 

La rutina en algún momento se estropea. El microondas empieza a fallar. Cosas impensables empiezan a ocurrir. Pita demasiado tarde y te abrasas, pita demasiado tarde y al sacar la taza el café sigue congelado. La rueda misteriosa que nadie controla pero que todo el mundo gira se atora. El botón de abrir la puerta se resiste y es necesario golpearlo con fuerza pero no demasiada, porque entonces se cabrea y lanza la tecla. No quieres verlo, te resistes. "No importa que de vez en cuando no caliente". "No importa que no vea los números". "¿Eso que hay ahí era el dibujo de una taza?", pero lo dejas pasar...

El momento final llega y empiezan las dudas. ¿Busco otro? ¿Uno mejor? ¿Uno más caro? ¿Uno más barato? Ya sabes que los grandes planes no se cumplirán y que con uno sencillo y que sea cumplidor tienes más que suficiente. Y vuelta a empezar. 

Conozco casos de gente que después de una primera experiencia traumática “no me tenía en consideración, la grasa del pollo que calentaba la comida aromatizaba mi café de la mañana” al dar sepultura a su microondas... y en un acto radical de ruptura con todo, arrancó el enchufe, le arrancó la puerta y lo convirtió en un especiero. 

También hay gente que tiene (tenemos) muchos microondas en nuestra vida y francamente es un follón.  Hay que recordar los usos y costumbres de todos, cuál necesita mimos previos, cuál es más de aquí te pillo aquí te mato, cuál es mejor no calentar demasiado porque se desborda, cuál es más bien lento y se toma su tiempo. Es fundamental conocerlos a todos y no equivocarse. Nada peor que poner excesivo tiempo en un microondas de calentamiento ultrarrápido para que tu comida entre en ebullición y el túper en el que la guardas se funda y ya no haya solución para esa relación. 

En fin, lo mismo lo mejor es no tener microondas. O uno de confianza. O muchos. O calentar la comida con carbón. O comer frío. O solo cosas crudas. O mejor, la dieta paleolítica. O sólo cosas que caigan de los árboles. 

Pero ¿qué hacemos con el café? 

31 comentarios:

Unknown dijo...

Hola. sin el micro no podría vivir porque no sñe cocinar y todo lo preparado ahí... seguimos en contacto

Marta dijo...

Te confesaré que yo enfrío con leche de la nevera el café o el té recién hechos. Soy el mal.

Anónimo dijo...

Yo tengo mi mocroondas desde hace 18 años y el día q se me rompa, me va a partir el corazón, como si fuera un primer novio...

Anónimo dijo...

El mío sólo hace palomitas.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Jajajaja...esa es mi moli!! Buenísimo!!!!

Teresa dijo...

Yo tengo un "microondas nuevo" con el que estoy calentando mi café, desde hace un mes. Después de pasar 5 años bebiendo café frío, (es decir en solitario) ahora puedo decir que he encontrado un modelo que me gusta... y mucho. Espero que me dure al menos, varios años.
Este post se pilla pero no es de los más fáciles! ;) Love

Teresa dijo...

Por cierto, Moli, tu tienes microondas nuevo o aún no? Yo diría que sí...

Ana María dijo...

Calentar café y algún plato de la nevera, hacer huevos cocidos y montones de palomitas. Para eso sirve el de casa. Intenté una vez descongelar pan y por poco no salimos ardiendo :_(

:***

Anónimo dijo...

Yo sin microondas la paso mal y difícil. Lo uso para entibiar la lecha del bibe de mi enana. Lo uso para cocinar verduras (brócoli, vainicas, papas, zanahorias) para cocinar la lasaña, el pollo o el pastel de yuca. Lo uso para calentar la comida del tupper y los sobros del fin de semana.
He aprendido que dependiendo del contenido de azúcares y grasa de la comida en cuestión, así varía el tiempo necesario para calentar / cocinar determinado alimento. De la misma manera los microondas tienen potencia y dependiendo de ella es el tiempo que se tarda para cocinar las palomitas de maíz.
Cuando por alguna razón no cuento con un microondas y tengo que usar la estufa, todo dura mil veces más, se me quema la comida o de plano ya no lo puedo preparar.
Yo recuerdo con mucho cariño casi todos los microondas de mi casa (y la de mis padres). El primero, allá por los 80's, era uno enorme, digital y sin plato giratorio; fuimos los primeros del barrio en tener uno! Ese duró décadas - supongo que en aquel entonces eso de la obsolescencia programada todavía no era muy popular - hasta que finalmente a mediados del 2000 empezó a herrumbrarse y no hubo otra opción que comprar uno nuevo.

Anónimo dijo...

Madre mia, el nivel de los comentarios mete miedo... estáis quedando retratados!!

Toy folloso dijo...

Calienta por vibración molecular del alimento; eso da como un poco de grima ¿no?.
Lo uso más rato a menos potencia. Funcionando a tope llega a alterar el sabor de la comida -o eso me parece-.

Pep dijo...

Sabes que con tu microondas y un poco de queso parmesano puedes medir la velocidad de la luz... que va a 300.000 kilómetros cada segundo ...?

Pep dijo...

@Toy folloso. En una sartén, si pones el gas a tope también se altera el sabor de la comida y en algunos casos el color (se pone negra).

Luxindex dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

alguien se ha enterado que la cosa no va de microondas?

Araceli dijo...

Se puede vivir sin, esta claro, pero lo cierto es que mejora tu vida....y hace compaňia. ;)

El café recién hecho, no necesita microondas

Besos Moli.

Anónimo dijo...

Café del día anterior!! Pasa en las mejores familias: )

Un novio nuevo que te lleve el café a la cama, y lo caliente como quiera, no piensa en si tu microondas es nuevo o viejo......

No tener microondas por miedo a las ondas, hace que ese punto de ingenuidad sea un gran atractivo para alguien que ni piensa en los riesgos...

A partir de ahora, cada mañana cuando saque mi taza humeante, me acordaré de que tu microondas SOLO TIENE UN PITIDO!!! ( el mío cinco y no lo soporto) las hay con suerte ; )

Un abrazo guapa!

Anónimo dijo...

Lo que me gusta de ti, Moli, es que el café en cápsulas ni te lo planteas.

Yo antes de comprar un microondas, recorro mil sitios y comparo todo lo posible para una buena elección. Para mi vivir en pareja tiene menos vueltas. Es o no, la persona desde el principio, y donde/ como viva cada uni es lo de menos.

Un saludo!

PAQUI dijo...

Cuenta la leyenda que algun@s lo utilizan como secadora para la ropa... yo solo para el colacao y las palomitas. Luxindex, me parto, cabeza de quita y pon?

marisa dijo...

jajaja...genial. El mío lo tengo desde hace algo mas de 10 años,antes lo cuidaba y lo mimaba pero desde que nació la peke hace 3 no tengo ni tiempo ni ganas, como bien dices.
Pero es el mío,me gusta y sigue calentando ;-)

Jesús B. dijo...

Hacía mucho tiempo que no leía algo tan bueno. ¡Genial!

marthabaz dijo...

Lo mejor es conocer tu microondas y no pedirle más de lo que puede darte... y valorar que la leche salga al menos templada cada mañana :)

Coccinellidae. dijo...

Cocina de gas es lo mejor. Mi madre se apaña bien sin el micro, todo lo calienta en el fogón y la verdad el resultado de ese calentamiento suele ser más duradero y homogéneo. Yo me desespero con el micro aunque reconozco que me conviene porque cuando tienes una vitro que es una mierda...el microondas aunque sea una mierda siempre es mejor y evito incendios, porque cuando pongo agua a hervir para un té mientras veo la tele...suelo olvidarme del agua.

Anónimo dijo...

Va de novios, empanados!
Se ve que hay muchos que sin café no espabilan ni se enteran...

Anónimo dijo...

Hay veces en que el café recalentado sabe mejor en otro microondas. De hecho ahí empieza la ruptura.

No eres tú, soy yo.

HombreRevenido dijo...

Siempre es difícil, porque uno elige y le coge cariño a su microondas. Pero al mismo tiempo ve sus fallos e idealiza los microondas de los demás. E imagino que a los microondas les pasa lo mismo con nosotros. No hay una receta universal.
A lo mejor tenemos la obsolescencia programada esa. Cosas de la evolución.

De todos modos, hay gente para todo. Con decir que incluso los hay que van a clubes de intercambios de microondas...

Falta el hashtag: Metáforas tronchantes.

Y a lo mejor también el de: Anónimos listillos pesadísimos.

Anónimo dijo...

Jajaja!!!

Anónimo dijo...

Este post me gusta muchísimo, el tema, la forma... todo, Moli. ¡Escribes tan bien! Querría ser como tú, ¿qué debo hacer?

Iréne

sonia dijo...

Ja,ja,ja,ja...comparar los microondas con la vida en pareja.Cada vez que lo uso por la mañana para calentar el café frío,me acuerdo de este post,y sonrío.Yo he estrenado microondas hace poco,que el otro se rompió,y genial:D

Caelete dijo...

Con el café sólo se puede hacer una cosa: compartirlo.

admini dijo...

Me gusta el café solo, tanto caliente como frío, también con hielo. Nunca jamás lo caliento al micro, puajjjj! Qué cosa más asquerosa!!
Uso el micro para papillotte con papel sulfurizado, gratinar, cocer huevos rápidamente y con forma del contenedor, calentar rápidamente agua... mi familia sí para leche con café o colacao, pero a mí me da un assssscoooooooo! Agggg!