miércoles, 30 de octubre de 2013

MOLIDOCUMENTALES: EL "ITALIANISMO" EN LOS TÍOS.


Hace más de año y medio escribí sobre las bondades del norueguismo en los tíos. Creo que quedó claro que para mi el norueguismo o el componente norteño en un tío es un valor añadido. 

Por razones que no vienen a cuento, llevo unos días inmersa en el mundo del italianismo. Y lo siento, pero el italianismo para mi resta mucho atractivo a un hombre. Sé que es una opinión impopular, sé que los italianos tienen su público,  pero a mí no me van. 

¿Qué es el italianismo? Obviamente, si eres de Italia tendrás un alto grado de italianismo pero puedes ser de Sabadell o Cádiz y tener también tu componente de italianismo. Si eres del Norte es más chungo, esto es así porque lo digo yo y el concepto es mío. 

Los "italianos" son guapos. Son muy guapos y lo saben. Son muy muy conscientes de lo guapos que son y además se gustan. Se gustan muchísimo. 

Lo que no saben o no quieren saber,  mejor dicho, es que puede ser guapo y resultar completamente indiferente. Algo así como una bonita escultura por la que paseas la mirada pero que te deja frío. Los modelos de anuncios de perfumes son todos muy "italianos" y si salen en calzoncillos muchísimo más. De todos modos eso a ellos casi que les da igual, se saben guapos, se gustan y con eso tienen más que suficiente...por ahora. 

Los "italianos" son muy persistentes. No conciben que los demás no se den cuenta de su belleza y encanto personal y quieren sacar al resto del planeta de su ignorancia a base de persistencia. Son incansables, tienen recursos y son inmunes al rechazo. Incluso al rechazo más obvio: no me gustas y eres un pesado. Ese tipo de respuesta en un "italiano" provoca una respuesta del tipo: ja...eso lo dices porque estás loca por mi. 

Lo más increíble es que se lo creen. Los "italianos" son tíos con una fe a prueba de bombas. Fe en si mismos claro, en ti tienen mucha menos...

Los "italianos" hablan muchísimo, demasiado y muy deprisa. Y les encanta escucharse. Cuando hablas tú, te das cuenta de que están esperando a que termines para seguir metiendo baza. Son esos que van diciendo "si, si, si" a cada frase que dices tú, como  para darte impulso y que termines antes y ellos puedan seguir con su cháchara. 

Los "italianos" llevan barba de atrezzo. No es barba noruega en plan "no me ha dado tiempo a afeitarme porque quería estar contigo o estaba salvando el planeta o voy a ver como me queda". No. Los "italianos" llevan la barba tras un exhaustivo estudio de imagen y los pelos que les crecen en la cara lo hacen siguiendo un estricto patrón estilístico. Un "italiano" no se deja barba...se la cultiva. 

Un "italiano" siempre es consciente de su pelo. Siempre. 

Un "italiano" es friolero, pero curiosamente siempre van mal abrigados. Vamos a ver, en general los tíos siempre van mal abrigados exceptuando los infectados por el virus "Fargo" que en septiembre se calzan la cazadora de borrego, las botas y la gorra con orejeras y parecen Elmer el de Bugss Bunny. El resto de los tíos considera siempre que  "bah..no hace frío" y que los jerseys "pican". (Los noruegos no, los noruegos llevan cuello vuelto). A lo que iba, los italianos no creen que no haga frío, de hecho siempre tienen frío pero siempre van mal abrigados.  Vienen de serie con una incapacidad genética para elegir el abrigo, son los únicos tíos del planeta que llevan chaquetas de entretiempo...y las llevan en enero. Los más evolucionados las combinan con bufandas. 

Los "italianos" cocinan. Esto puede ser un punto a su favor, peeeero...son maniáticos. Si un día decides cocinar tú, te estarán vigilando para ver si lo estás haciendo bien, para ver si lo haces como él y si consigues evitar el espionaje y que se lo coma directamente...siempre dirá "esta bueno pero si le hubieras echado/puesto/hecho estaría mejor". 

Un "italiano" puede convertirse en un macarra gritón en cero coma segundos. 

Un "italiano" sabe siempre que zapatos lleva y tiene más de un par de sandalias.  

Los "italianos" cantan. Canciones de amor. Y sufren o hacen que sufren. 

Un "italiano" nunca está relajado. Siempre está alerta. Para lo que sea, alerta para mirarse en un espejo, alerta para colocarse la bufanda que le abriga insuficientemente, alerta para decirte un piropo que no quieres y no te crees, alerta para saber si juega su equipo de fútbol, alerta para ver si tiene el pelo perfecto y la barba en su sitio...

A mi los "italianos" me tensan.  

Dedico este post al hombre  más guapo que he conocido en toda mi vida, el más elegante y el único que podía permitirse llevar coleta sin parecer Falete y el pelo suelo sin parecer Michael Bolton...un  italiano, de Turin para ser más exactos. 




martes, 29 de octubre de 2013

AMOR EXHIBICIONISTA


Internet es un sitio fabuloso para exhibirse. 
Estar enamorado hace que creas que todo es posible. 

Internet hace posible que todo el planeta pueda ver cualquier cosa que hagas, digas o escribas. 
Cuando estás enamorado te da igual que todo el mundo lo sepa. No, no es que te de igual, es que quieres que todo el mundo lo sepa.  

Por distintos caminos han llegado dos vídeos de gente enamorada haciendo cosas increíbles a mi pantalla. Se lo que estáis pensando...sois como el niño de la Princesa Prometida (una gran peli de amor verdadero), "Besos nooo". Pues si. 


Video nº 1. Un él y una ella. 
Los dos guapos, jóvenes y en el planeta del amor. Él además tiene mogollón de tiempo libre, una creatividad alucinante, cantidad de recursos de producción, baila, canta, tiene poder de convocatoria y el pecho depilado.  Se curra un vídeo alucinante ( pero largo..tomaos vuestro tiempo) para declararse a ella, que es guapísima, estilosa, lleva un vestido de infarto y se limpia las lágrimas con mucho cuidado con la servilleta hasta que ya no puede más y llora de verdad congestionándose y con mocos.

El vídeo es casi como una peli y no ha dejado nada al azar. Cualquier cosa que a ella se le hubiera podido ocurrir, él la ha pensado antes. Todo es perfecto...supongo.





Video nº 2. Dos ellas. 
Seguro que las dos tienen más de cuarenta.Un montón de amigos, un autobús, una canción especial y muchos carteles escritos a mano. Una ella encima del autobús manejando los carteles y otra ella en la ventana leyendo los carteles y flipando en colores.

No sé si alguna lleva el pecho depilado, que conste.



El vídeo lo ha grabado un colega y no es un prodigio de filmación pero transmite lo que tiene que transmitir.


Me creo más el segundo vídeo. No sé si es la edad de las protagonistas, no sé si es que ellas ya están juntas, no se si es mi edad. En cualquier caso, me alucinan estas cosas. Me alucina lo que el estar enamorado provoca en nosotros. Me alucina pensar que yo sería capaz de hacer algo así, aunque me veo más subida a un autobús sujetando carteles que organizando un flashmob.

¿No te gustaría que te hicieran algo así?.- me han preguntado hoy. 

No. Preferiría algo más sencillo. Voy a pensarlo. 






viernes, 25 de octubre de 2013

UNA DOCENA DE RAZONES PARA LEER A ANTONIO MUÑOZ MOLINA


Hoy le entregan el Premio Príncipe de Asturias de las Letras a Antonio Muñoz Molina. 

Un premio literario y más uno tan mediático como el Príncipe de Asturias provoca una oleada de noticias, reportajes y sesudos análisis sobre el autor agraciado.  Expertos, amigos, editores, colegas, portales especializados, periódicos y demás...se lanzan a escribir las loas sobre ese autor. Su editorial prepara las máquinas para echar a la calle nuevas ediciones de sus obras y las librerías cambian los escaparates para poder colocar toda la obra de ese autor a la vista del posible cliente. 

En muchas ocasiones esta saturación mediática  puede ser contraproducente, la gente se cansa y decide pasar de ese autor...y en el caso de Muñoz Molina eso sería una pena. Intentado salir de las loas indiscriminadas y los sesudos análisis literarios voy a  dar una docena de razones convincentes para conocer y leer a Antonio Muñoz Molina.

1.- Es español. 
Ser español no es un mérito en sí mismo, vamos que tiene el mismo mérito ser español que camboyano, pero desde 1998 no se le concede el Premio Príncipe de Asturias de las Letras a un autor de nuestro país.  15 años sin que un autor español consiga este premio tan reconocido  y con tanta proyección son muchos años y hay que leer a Muñoz Molina para comprender porqué de entre todos los autores españoles que pueden merecerlo ha sido él el elegido para terminar con la tendencia de 15 sin un premio a un español. 

2.-Su web. 
Antonio Muñoz Molina  tiene una web estupenda. Una web currada, sencilla, cómoda, amigable y en la que recoge toda la información que un lector  pueda querer conocer sobre su vida y su obra. Hay un completo perfil biográfico, más bien autobiográfico escrito por el propio autor para satisfacer la curiosidad que siempre levanta la vida de un escritor, hay fotos de toda su vida, están recopilados todos sus libros publicados, noticias, premios, traducciones disponibles y hasta dispone de una sección donde publica escritos de sus lectores. 

Muñoz Molina además, utiliza twitter. Y lo hace muy bien.  Su perfil de twitter es igual de sencillo que su web, con poco dice  todo lo que hace falta decir y saber, tal cual.  No es pesado, no pontifica  ni se dedica al autobombo. El título de su entrada del día y el enlace. No hace falta más.  

La web incluye además un maravilloso blog al que es necesario dedicar en exclusiva uno de los puntos de la docena. 

Como ya he dicho antes lo mejor de su  web es su blog. Es un blog cuidado, que escribe diariamente y que es un lujo para los lectores. Escribe con la extensión justa y necesaria para empezar y acabar, para transmitir lo que quiere. Escribe sin grandes artificios, da la sensación de que al final del día te has sentado con él y te está contando qué es lo que más le ha llamado la atención en la jornada. Puede ser una reflexión provocada por una noticia, por un paseo en bici, por una rutina escritora, por una exposición, por una canción, por una lectura, un pensamiento vital.  Tiene un registro cercano, amable. 

“Escrito en un instante” es un blog personal maravillosamente escrito y un lujo para los lectores. 

“Escribo sobre lo que me gusta y sobre lo que encargan, escribo sobre lo que veo, escribo sobre lo que me cuentan, escribo sobre lo que me entusiasma y sobre lo que me escandaliza. Escribo sobre lo que me da la gana”  (De su anotación Memorial Day) 

4.- Vive en Nueva York la mitad del año. 
 ¿Por qué el hecho de que viva en Nueva York es un motivo para leerle? Pues por lo bien qué cuenta como es Nueva York, por cómo describe en sus artículos la vida en la ciudad, como es vivir allí, no ir de visitante o de turismo sino vivir en la ciudad pero sin perder nunca el asombro por esa ciudad y el recuerdo de cuándo llegó por primera vez allí. Muñoz Molina cuenta todo sobre Nueva York: cómo florece Central Park en primavera, cómo son las noches de invierno, el tráfico, los taxis, montar en bicicleta, los conciertos a los que asiste, las exposiciones que visita, la relación con sus alumnos, las visitas de amigos que van a visitarles, los sonidos de la ciudad y también cómo se ve España desde la distancia, con esa perspectiva que sólo dan los kilómetros de por medio.

No todos podemos vivir en Nueva York seis meses al año pero leer a Antonio Muñoz Molina es estar un poquito allí por como lo cuenta. Escribe sobre la ciudad no contándote lo que ve, sino haciéndote sentir lo que ve. No es un reportero, es un escritor.   

5.- Vive con una escritora, Elivra Lindo. 
Vivir con alguien que escribe puede ser un infierno. Escribir es una actividad sin horarios y que no termina nunca. Escribir invade. Muñoz Molina  y Elvira Lindo comparten profesión, y parecen llevarlo muy bien. De hecho tal y como lo cuenta parece el plan perfecto, eso sí...nunca escriben en la misma habitación.  Dos escritores juntos puede ser una lucha de egos pero también tiene el beneficio de que el otro comprenda tus bloqueos, tus horarios extraños, tus ataques de creatividad y tu sequía. Tienes a tu primer lector al lado y sobre todo puedes compartir las horas de trabajo y las horas de ocio.  

Si escribes y vives con alguien que escribe seguro que jamás tienes que escuchar la pregunta “¿Pero no puedes dejar de escribir un rato?”

6.- Monta en bici. 
Monta en bici que no es lo mismo que “es ciclista”. Muñoz Molina monta en bici para moverse por Nueva York y por Madrid, pasea en bici. Los escritores siempre parecen gente rara. Tendemos a imaginarlos todo el día sentados, concentrados en sus escritos, leyendo y sin moverse mucho...y Antonio Muñoz Molina resulta que se mueve en bici. No es un maniático del deporte, ni de la bici...no es como Murakami que se puso a correr y se le fue de las manos hasta hacerse un ultramarathon de 100 km. Con Muñoz Molina  no hay peligro de esos extremismos, monta en bici como podríamos hacerlo cualquiera.  

7.- Descubrir nuevas lecturas.  
Comparte muchas cosas de las que experimenta y lo hace muy bien. Compartir la crítica o las cosas que no gustan, un mal comentario convence casi inmediatamente pero transmitir el entusiasmo por algo, conseguir que el lector sienta la necesidad de correr a experimentar lo que se está recomendando es complicadísimo y él lo consigue. 

Sus comentarios sobre libros (también sobre exposiciones o películas) provocan la necesidad casi inmediata de correr a buscar ese libro del que habla, de descubrir a ese autor nuevo o de releer ese clásico a la luz de esas apreciaciones que Muñoz Molina ha compartido con él.  

8.- Descubrir música. 
Si es complicado transmitir el entusiasmo por algo, transmitir la música escribiendo es algo prácticamente imposible y sin embargo Antonio Muñoz Molina lo consigue. Es un gran melómano, un amante de la música casi de cualquier tipo y  un enamorado de la música clásica y del jazz en particular. En muchos de sus escritos la música es fundamental y tiene algunos fragmentos en los que no solo consigue que el lector casi oiga la música, además consigue que se sienta como si la estuviera escuchando.  

“Escuchada tan cerca, sin amplificación, en esta sala forrada de paneles de madera, la música suena con una claridad, con una transparencia suprema: la mano derecha y la mano izquierda en el piano, sus cuerdas vibrando bajo los golpes de los martillos, la pulsación del contrabajo, el aire resonando en la concavidad de la caja, los golpes graves del pedal en el bombo de la batería, las escobillas deslizándose sobre la piel tensada de los tambores pequeños, provocando ondulaciones metálicas en los platillos, como si un puñado de arena fuese cayendo poco a poco sobre ellos y se pudiera distinguir el choque exacto de cada uno de los granos.”

9.- También descubre y describe el arte (la pintura) de una forma magistral. 
En sus artículos  te hace ver y entrar en algunos cuadros. Sus descripciones de cuadros, fotografías y dibujos te transporta al interior de esos cuadros. 

Da igual que hable de un maestro de la antigüedad como Caravaggio del que es un gran admirador: 

Allí estaba el cuadro, La resurrección de Lázaro, mucho más alto de lo que yo había imaginado, con una crudeza y una presencia que no sugieren ni de lejos las reproducciones, con esos negros de Caravaggio en los que la mirada va encontrando poco a poco tantas veladuras como en los campos de color de Mark Rothko. Sólo estando delante de él se recibe el impacto de sus dimensiones, el desequilibrio audaz entre la parte inferior que ocupan las figuras y todo el espacio en negro que queda por encima de ellas. Recién sacado de la tumba después de varios días en ella Lázaro no es el emblema esperanzado de la resurrección sino un cadáver de una rigidez y una palidez pavorosas, un despojo que en ese instante de recobrar la vida no puede ser más que la inminencia de un monstruo. El roce de la mano de Cristo parece que lo sacude con una corriente eléctrica más propia del laboratorio del doctor Frankenstein que de una escena evangélica.” 

O hablando de Rothko y como son sus cuadros, aparentemente sencillos pero en los que se adentra como espectador y comparándolos con Hopper. 

10.- Une ciencia y letras.
Por si fuera poco todo lo anterior, es un escritor, un 'hombre de letras' que sabe y aprecia la ciencia. Muñoz Molina se acerca a la ciencia con respeto y curiosidad y a veces casi con un poco de algo que podríamos llamar “precaución”. Cuando después escribe sobre ella o da conferencias consigue que la gente de letras sienta curiosidad y ve la ciencia más accesible. Pero  no sólo eso, sino que escribe y habla de ella con gran profundidad despertando el respeto y admiración en muchos científicos y eso tiene mucho más  mérito.  

11.- Sus libros. 
Mi consejo para acercarse a Antonio Muñoz Molina y su escritura, es empezar por su blog y sus artículos. Cogerle el gusto, el gusanillo y después lanzarse a sus novelas donde ya aviso es bastante más denso.Confieso que yo no soy muy fan de sus novelas, pero sí muy muy fan de uno de sus libros: Ventanas de Manhattan, un libro maravilloso sobre Nueva York. Si se le coge el gusto, es un escritor muy prolífico con novelas muy famosas con las que disfrutar: El invierno en Lisboa, Plenilunio, El jinete polaco, Sefarad...etc.  

12.- Es un hombre normal. 
Muy normal. No es la alegría de la huerta ni un tío con un atractivo físico espectacular pero tiene pinta de ser un gran conversador, no en el sentido de ser el centro de la conversación. Parece alguien ( y lo parece por como escribe) con una gran curiosidad por todo lo que le rodea, alguien con interés en escuchar y hablar, alguien con capacidad de interesarse por lo que le cuentan y por establecer conexiones.  Alguien que te escucha con atención al hablar, y que no habla por hablar... Alguien con el que apetece salir a cenar y charlar.  Esto lo aprecia uno en su autobiografía (o autorretrato) que también aparece en su página web.

Hay que acercarse a Muñoz Molina porque es un tio normal y corriente, que empezó escribiendo porque tenía que escribir, porque sentía que tenía que escribir. Ha dedicado su vida a la escritura y ha conseguido vivir de ello.Habrá sido director del Instituto Cervantes en Nueva York, es Académico de la Real Academia de la Lengua desde 1996, ahora Premio Príncipe de Asturias de las Letras..pero continúa siendo un tío normal y corriente que comparte su escritura diariamente con sus lectores. 

Hay que leer a Antonio Muñoz Molina  porque es un lujo al alcance de todos. 

Hay que leer a Antonio Muñoz Molina para emocionarte cada día. 


Republicación de Unadocenade

jueves, 24 de octubre de 2013

LECTORA CURIOSA E INQUIETA BUSCA BLOG DE DIVULGACIÓN CIENTÍFICA PARA RELACIÓN ESTABLE


El candidato ideal deberá responder al máximo de los requisitos deseados:  

Lo más importante es que yo le guste, que me quiera como público.

No soy científica, no estudié una carrera de ciencias y la física me da miedo,  pero soy curiosa, una lectora voraz y tengo un nivel de  comprensión lectora bastante aceptable. Soy crítica, observadora y capaz de establecer relaciones entre lo que leo y lo que ya conozco.  Si estás interesado en esta relación deberás apreciarme como público objetivo. Es fundamental para que lo nuestro funcione que tengas interés en tenerme como lectora, que quieras engancharme con tu blog.   

Si me acerco a tu blog de divulgación científica y lo primero que percibo es un tono displicente de superioridad intelectual provocado por ser “de ciencias” frente a los que estudiamos algo de “letras”, interpretaré que allí no soy bien recibida y que tu blog no tiene ningún interés en tenerme como lectora. Pensaré que  tu blog es sólo para otros científicos, para compartir las ideas geniales que tenéis o  para discutir temas sesudos y me iré por donde he venido a buscar a otro que si me quiera.

Quiero que tu blog me provoque interés, que me ponga mariposas en el estómago. Necesito que tus posts tengan un título que me active la curiosidad, algo que me haga pensar “parece que hice bien en fijarme en él, tiene algo interesante que contarme”.

Por ejemplo, algo como “Los comienzos de la apofenia cuántica” no es nada sexy o a lo mejor sí, pero  para otro tipo de lectores, no para un lector medio como yo. “Apofenia cuántica” no me dice nada, no sé lo que es la apofenia y el término “cuántica” me remite vagamente a la física...pero no me atrae lo más mínimo. Es más, me provoca rechazo. Es igual que si vas a viajar a Atenas y  quieres buscar información sobre el Parthenon. Buscas un blog que te cuente cosas chulas sobre ese monumento. Si encuentras uno con un post titulado “Cómo interpretar la historia que nos cuentan los relieves del Parthenon” obviamente te molará más que algo como “Iconografía morfológica de las metopas del friso oriental” que te hará correr despavorido en círculos pensando que aquello no es para ti. Pues “los comienzos de la apofenia cuántica” es un título que hace correr despavorido a cualquiera que no sea apofeno cuántico...si es que existe.  

Necesito saber al comenzar a leer qué es lo quieres enseñarme, qué es lo que quieres que aprenda o que haya aprendido al terminar de leer. Tengo que centrar mi atención y mi comprensión lectora y que me marques qué es lo importante. Tú eres el que sabe, tú marcas el camino.  Si tu post es una disgresión tras otra, me dispersaré, me descentraré, me perderé  y los nervios por no entender lo que quieres decirme harán que nuestra relación termine. También puede ser que me esfuerce mucho y consiga llegar al final pero si te has dispersado mucho puede que mi sensación al terminar sea ¿Y? ¿esto es todo? ¿qué he sacado de aquí? y puede que no vuelva.

Voy a acercarme a tu blog despacito, con prevención y puede que hasta con  un poco de miedo. Sé perfectamente que soy una ignorante científica con mil lagunas y por eso me acerco a tu blog, para intentar llenar esas lagunas y aprender de ti.  Tengo la actitud adecuada y quiero dedicar tiempo a leer eso que me quieres contar,  lo último que necesito es un texto hostil, farragoso y plagado de términos y conceptos que no entiendo, palabras que para mí no significan nada. No te  estoy pidiendo que  banalices  la ciencia, ni que  utilices un lenguaje propio de Dora la Exploradora, pero encadenar conceptos complejos sin una breve explicación no es buena idea. No tienes que pensar el texto para que lo entiendas tú  y tus colegas sino para que lo entienda yo. Piensa en mí al escribir.  

No des nada por supuesto. Es mucho mejor que me repitas algo que ya conozco a que asumas que yo lo conozco y esa suposición abra un agujero negro en nuestra relación.

Házmelo fácil pero no demasiado fácil. No te lances a un alarde de erudición que yo no soy capaz de valorar porque para mí todo aquello no tiene el menor sentido, pero tampoco necesito que te vayas al otro extremo y me expliques las cosas como en Barrio Sésamo. No me trates como si fuera imbécil.

Necesito saber qué quieres enseñarme, que me digas qué tengo que mirar, dónde fijar mi atención y que lo hagas con un lenguaje que me permita entenderte y que además no me aburra.

Esto es fundamental. Nadie quiere aburrirse, ni en el cine, ni en una cita, ni leyendo un blog. No me aburras. Se ameno, interesante, chispeante e ingenioso. No, no te equivoques. No quiero un cómico, ni un monólogo del club de la comedia pero tampoco quiero tener que sujetarme los ojos con palillos mientras líneas y más líneas de de aburrimiento aparecen en la pantalla.

Un blog de divulgación científica no es un libro de texto, no es una revista científica, no son apuntes de la carrera. No es algo para estudiar. Leer tu blog de divulgación científica no es una obligación. Muy al contrario tiene que ser un placer, pero no nos equivoquemos, no quiero un placer fácil. Estoy dispuesta a esforzarme, a  recurrir a mis conocimientos de COU ocultos en algún pliegue de mi cerebro, a otras lecturas y a cualquier recurso que me permita seguirte porque sepa que al final el premio será gordo, pero no puede ser un placer tan dificil de conseguir que me haga abandonar y pensar que tu blog no es para mí, que estás fuera de mi alcance.

Necesito también que en el post en cuestión me des algo a lo que agarrarme, algo que yo reconozca y que al comenzar a leer me haga saber que ahí podré asirme y a partir de ahí seguir escalando, una pequeña satisfacción que me haga seguir leyendo para desde ahí saltar a entender el siguiente paso y pensar “esto lo he entendido” “me ha quedado claro”.

No te enrolles. Sé que eres listo y sabes muchísimas cosas pero no me las quieras contar todas de golpe. Enséñame sólo un poco, déjame con ganas de más, de volver otro día a verte, a ver qué más me quieres contar y que puedo aprender contigo. No me gustas por todo lo que sabes, por todo lo que parece que sabes. Me gustarás si sabes contármelo y contigo aprendo.

Una vez establecido el contacto, es obvio que nuestra  relación no va a ser fácil.  Tu blog de divulgación científica y yo tenemos poco en común. Para que nuestra relación avance y se consolide,  ambos debemos dar un paso para acercarnos y hacer un esfuerzo por gustar al otro, por entenderle. Prometo esforzarme por entenderte,  pero tú tienes que hacer un esfuerzo por hacerte entender.

No te pases de listo y prometo currarme los comentarios y hablar de ti a mis amigos.  

Publicado originalmente en el número 12 de la revista de divulgación científica Journal of Feelsynapsis.

martes, 22 de octubre de 2013

UNA VEZ MÁS, LA MAGIA DEL BLOG.


"Estoy sentado en un avión de salida hacia Madrid. Mañana estaré por allá. Me encantaría comprar tu libro y lograr coincidir contigo de alguna manera a ver si me lo firmas".
 
Cuando recibes este correo de alguien que viene desde el otro lado del océano, sabes que tienes que hacer lo que sea para conseguir arrancar 10 minutos de tu marathoniana jornada diaria entre Mordor y el mocho para conocer a ese descerebrado que muestra un interés completamente desproporcionado en conocerte. 10 minutos sólo...para no alargar la posible decepción al verme llegar.
 
"El lunes, a las 16:15 en la Puerta del Museo del Prado que da al Jardín Botánico".
 
Silencio al otro lado de la red. Como no tengo nada que perder, al fin y al cabo yo tengo que pasar por allí de todos modos, decido ir igual a la cita fantasma. Voy pensando en lo acertado de mi elección de punto de encuentro, pensando que es un sitio por el que seguro que andarán cerca porque es muy turístico. Caigo en la cuenta de que no andarán por allí, cuando llego, aparco en la puerta y tras congratularme por mi suerte, me doy cuenta de que es lunes y el Museo del Prado está cerrado.
 
Decido sentarme a esperar. No tengo nada que perder. Si aparece estupendo y si no aparece pues por lo menos lo habré intentado.  La plaza del Jardín Botánico es un buen sitio para esperar y más sin turistas. Árboles enormes, un día nublado y poco tráfico, un sitio tranquilo.  Saco el libro oteando de vez en cuando...aunque caigo en la cuenta de que no tengo ni idea de qué pinta tiene el descerebrado. Tengo que confiar en que él si me reconozca.
 
Suena el móvil. "Número desconocido". Mierda, ¿quién será?
 
- Moli...soy yo. Estoy aquí en el Starbucks...¿dónde voy?
 
Un maravilloso acento, un tono de voz suave y dulce. Le pega todo.
 
- Según miras al Museo todo a la derecha. Allí en una plaza estoy sentada.
- ppiiiiiiii.
 
Se cortó. Estupendo.
 
Mi plan de seguir leyendo tranquilamente se va al garete. Me pongo "un poco" nerviosa. ¿Me pongo de pie? ¿sigo sentada? ¿bordeo el museo en la dirección en la que creo que van a venir? pero..¿ y si no vienen por ahí y eligen venir por la acera de enfrente? ¿y si no me reconocen al cruzarse conmigo porque esperan verme en la plaza?
 
Mejor me quedo aquí, paralizada de nervios y disimulando.
 
Cuando ya creo que se han perdido, aparecen. Se que es él por la sonrisa y los brazos abiertos para saludarme.
 
- Moli por fin. ¡Qué ganas tenía de conocerte!  Estas igual que en las fotos pero más guapa y más joven.
- ¿Habéis encontrado bien el sitio? ¿Por qué me has colgado el teléfono?.- no soy nadie esquivando la emoción del no saber que decir.
- Lo hemos encontrado bien, pero es que me quedé sin batería y te hemos llamado desde una cabina. Estos son mis primos que también querían conocerte.
- Nos ha hablado tanto de ti que es como si te conociéramos y vamos a leer tu libro.
- Mil gracias de verdad.
 
Diez minutos de maravillosa conversación, una dedicatoria con mi pluma y tinta verde, muchas risas y un montón de fotos. Así fue nuestro encuentro.
 
"asd" fue la primera contribución de Oswaldo a este blog.
 
Hacerme feliz por encontrarnos y demostrarme una vez más que abrir este blog ha sido una de las mejores cosas que he hecho en la vida, ha sido la última.
 
 
 
 
 
 
 
Mil millones de gracias.

lunes, 21 de octubre de 2013

MI DIENTE 29 AÑOS DESPUÉS.


29 años después lo recuerdo perfectamente.

Un pasillo largo con las clases de 4º de EGB al principio y las de 3º al fondo. 6 clases en total. Yo estaba en 4º B, la segunda puerta a  la derecha. Las aulas tenían una puerta de madera de color cerezo y  grandes ventanales por los que se veía el pasillo.  En el lado izquierdo estaban los armarios para dejar los abrigos y los babys. De madera de cerezo con rejilla en las puertas. En los días de lluvia jugábamos a escondernos allí y hacer el idiota. El suelo del pasillo era de granito pulido de un color entre rojo y  granate con trocitos blancos, seguro que esto tiene algún tipo de nombre técnico que desconozco.  

Ese día, debía llover y por eso mis compañeras estaban en el pasillo jugando o charlando. Entré por el fondo del pasillo y un poco antes de la puerta de mi clase, por alguna extraña razón,  se me cruzaron los cables. Me quité el abrigo, lo colgué en el armario, cogí mi baby dije:

- Chicas, poned las manos así.

Las dos me miraron extrañadas. Recuerdo sus caras y sus nombres perfectamente. Eran dos de las niñas más altas y más grandes de la clase, todo lo grande y alta que se puede ser con 11 años. Les hice juntar las manos y con los cables totalmente cruzados, les dije: a ver si podéis conmigo.

Y me tiré en plancha.
Y no pudieron conmigo. Obviamente.

Me di de bruces contra el bonito suelo granate con pintitas blancas. En un ataque de dignidad , me levante como pude, me reí y me fui al baño. No eran más de 20 pasos pero durante esos 20 pasos pensé que me había convertido en un monstruo. Llegué, me miré en el espejo y allí estaba mi diente partido. Menos de lo que me había parecido al tocarme con la lengua pero mucho más de lo que me hubiera gustado.

Volví a clase y durante las dos horas siguientes me destrocé la lengua contra el filo del diente.


29 años después recibo una llamada de Molihermana.

- Moli, no te asustes.
-Ya estoy acojonada...qué pasa.
- M se ha dado un golpe muy fuerte en la cara en el patio del colegio.
- Voy corriendo.

29 años después sigo con el diente roto. Hay gente que no se da cuenta a pesar de conocerme desde hace años, hay otros que sin embargo lo ven en foto "tienes un diente roto".  Muchos en estos 29 años me han dicho "a ver si se te va a terminar poniendo negro" o "¿por qué no te lo arreglas?" o "no te lo arregles nunca...es sexy y no serías tú sin ese diente roto". 

29 años después recuerdo el dolor que sentí al darme contra el suelo. Un dolor cortante, penetrante y que me dejó fulminada por unos segundos.

29 años después, sé que ese dolor fue una mierda comparado con el dolor que sentí al ver a M con sus preciosos dientes partidos, sus preciosos ojos azules inundados de lágrimas y su  voz entrecortada diciéndome: Mamá...lo siento, no lo he hecho aposta.

Joder. Es que todo le pasa a ella.  

viernes, 18 de octubre de 2013

OCTUBRE TIENE R PERO NO ME GUSTA POR ESO.

“He had never liked October. Ever since he had first lay in the autumn leaves before his grandmother’s house many years ago and heard the wind and saw the empty trees. It had made him cry, without a reason. And a little of that sadness returned each year to him. It always went away with spring.” —Ray Bradbury
 
Me gusta Bradbury y me gusta este fragmento (que también estaba guardado en mi archivo de "cosas que lo mismo me inspiran alguna vez") pero al contrario que a ese él, me gusta octubre.
 
Tiene r así que según el dicho popular es un mes bueno para el marisco, aunque la verdad es que esto no me afecta mucho. Me encanta el marisco pero no recuerdo la última vez en que disfrute de una mariscada. No me gusta octubre por eso.
 
Octubre es el mes de estar acoplado a la nueva rutina. Tras el estrés de septiembre y todo lo que lleva, volver a organizar la rutina de invierno, llenar la despensa, organizar los menús, los horarios y todo lo demás, octubre es cómodo. Me siento como si mirara a mi alrededor, todo estuviera ordenado, limpio y recogido y ya pudiera decir "ahora a mantenerlo y descansar". Pero tampoco me gusta octubre por eso.
 
En octubre veo amanecer cuando llego a Mordor. Unos amanaceres acojonantes que muchos días me hacen pensar, "si fuera uno de esos locos de las fotos lo petaría en Instagram". Pero tampoco me gusta octubre por eso. Y además, soy una fotógrafa atroz.
 
En octubre puedo llevar calcetines sin que se me recuezan los pies y puedo andar descalza por casa sin que se me congelen. Es una razón buenísima para que me guste octubre...pero no la principal.
 
En octubre puedo hacer,  sin cargo de conciencia, esa absurdez  que es arropar a las princezaz cuando están dormidas. Entro, las miro y las tapo hasta las orejas como si viviéramos en Minnesotta. Tengo que esperar a diciembre para además, remeter la ropa y dejarlas casi embalsamadas, pero me mola arroparlas como si las estuviera salvando de la pulmonía o la escarlatina, me siento la madre de Mujercitas.....pero tampoco me gusta octubre por eso. Confieso que en agosto también las arropo con la sábana...
 
Octubre es un buen mes para mi cocina. Hay luz natural todo el día y ni me aso de calor ni me congelo como en un iglú. No tengo que ir mediodesnuda ni vestida con ropa térmica.  Parece una cocina de esas de las películas...es una buena cocina pero con un problema de refrigeración, pero por supuesto octubre no me mola por eso.
 
En octubre empieza el otoño. Puede que se pase un tiempo secuestrado por el calor pero al final acaba llegando y además lo huelo. Me flipa el otoño. Ya sé que también es otoño en noviembre pero no es lo mismo, en octubre lo estreno. Me mola la sensación de tener toda la estación por delante...aunque luego se pase volando.
 
En octubre estuve en Nueva York, en Paris, en Praga, en Berlín, en Viena. Es un buen mes para viajar...aunque no pueda viajar.
 
En octubre puedo ir a la playa con vaqueros, camiseta de manga larga, calcetines y pasear mojándome los pies y pensando "No está tan fría. Molaría bañarnos". Aunque no me bañe en octubre...la playa en octubre es lo mejor. Pero como vivo a 500 km de la playa tampoco tendría sentido que me molara octubre por eso.
 
Octubre es un buen mes para estar triste y un buen mes para estar contenta. Es un mes para hacerme estar eufórica si estoy feliz y chapotear en una pena calma si estoy triste.
 
Me gusta octubre porque se ven los árboles. Soy increíblemente consciente de los árboles en octubre. Los veo y los oigo.
 
Me gusta octubre porque es par.  
 
Me gusta octubre porque es silencioso.
 
Me gusta octubre por lo mismo que me gustan todas las cosas que me flipan...porque me hace más yo.  


*La foto es de Irati en octubre 2011 y por supuesto no la hice yo.

jueves, 17 de octubre de 2013

BLOQUEADA


 

 
 
Otra vez  ese momento.

No se me ocurre nada para escribir y lo que se me ocurre escribir no es para el blog.

¿Quiero escribir? Si, claro. Por supuesto que quiero. Siempre quiero. Me gusta, me sienta bien, me hace mejor incluso cuando escribo mierdas.

Bloqueo bloguero. Total.

Brujuleo por mi archivo de “cosas que voy a guardar porque de alguna manera sé que en un futuro puede que me sirvan para algo” que responde al mismo criterio de  “ropa que no tiro por si esta temporada por fin la usp” pero que ha resultado ser bastante más útil.

Resulta que tengo guardados unos consejillos para el bloqueo escritor de una escritora del New Yorker. Bien, yo  no llego a tanto, es sencillamente, bloqueo bloguero, pero veremos si me sirven.  

 
1. If you think you are suffering from writer’s block, stop writing immediately.
Si crees que estás sufriendo el bloqueo bloguero, deja de escribir inmediatamente.

¿Cómo? Vamos a ver si estoy bloqueada es porque no se me ocurre nada que escribir, no he empezado a escribir...no puedo parar de hacerlo porque NO he empezado.

 
2. Walk away from your computer.
Aléjate del ordenador.

Bien. Esto es fácil, pero primero voy a mirar twitter, y el correo, y el otro correo y podría aprovechar a ordenar fotos en lo que se me ocurre algo....vale, esto es lo que debe querer decir con lo de “alejate del ordenador”.  ¿Soy yo la única a la que la palabra computer le provoca ternura y le retrotrae a los 80? O más allá, a pelis en blanco y negro con tíos que iban a currar con pantalones con raya y camisa blanca y decian “ veamos que dice el computador”. Ternura.

 
3. Remember this: writer’s block doesn’t exist. What does exist is a condition in which you don’t really know what you’re trying to say, and therefore are having trouble saying it.
Recuerda esto: no existe el bloqueo del escritor/bloguero. Lo que existe es una situación en la que no sabes realmente qué estás tratando de decir y por eso tienes problemas para expresarlo.

 Ja. Cuando se sobre qué quiero escribir, cuando tengo la idea, cuando algo me dice “siéntate y escribe sobre esto” no estoy bloqueada. Puedo procrastinar mogollón, puedo ir y venir, puedo minimizar la ventana mil veces pero no estoy bloqueada. Frustrada porque no sale como yo quiero, si. Cabreada porque en mi cabeza suena mejor, si...pero no es bloqueo.

El bloqueo existe. Es la nada sobre la que escribir. La nada después de haber pensado mil chorradas, de haberme mirado a mí misma a ver si algo de lo que tengo dentro me sugiere algo, después de haber escudriñado mi entorno a ver si cualquier cosa enciende la chispa.

 
4. Don’t try to think of what you’re trying to say—yet. Go do something other than writing or thinking, preferably something where you’ll sweat (running, weeding the garden, walking the dog) or be pleasantly distracted (cooking, going for a drive).
Trata de no pensar en lo que quieres decir...todavía. Haz otra cosa que no sea escribir, preferiblemente algo con lo que sudes (correr, trabajar en el jardín, pasear al perro) o algo que te distraiga (cocinar, conducir)

Bien. Acepto pulpo como animal de compañía. No pensar en que quieres escribir algo y no se te ocurre nada puede que sea la mejor manera de que se te ocurra algo para escribir, pero como actividades en las que se suda se me ocurre alguna muchísimo mejor que las que se proponen aquí...y que doy fe que son fuente de gran inspiración. Y hablo de nadar por supuesto...

 
5. When you’re done with that diversion, start thinking about what you still need to learn before you know what you’re trying to say. Don’t start writing yet.

Cuando hayas terminado con esa distracción (supongo que habla de nadar), empieza a pensar en lo que necesitas aprender antes de saber que es lo que estás intentando decir. No empieces a escribir todavía.

Este consejo lo voy a ignorar completamente. Alehop.  

6. Usually this will require making some phone calls, or doing some research. DON’T START WRITING YET.
Normalmente esto requerirá hacer algunas llamadas telefónicas o hacer algo de investigación. NO EMPIECES A ESCRIBIR TODAVÍA.
 
Me estoy volviendo loca. No veo claro todavía sobre qué escribir...pero supongamos que tengo un tema cualquiera, por ejemplo, hacer un post sobre supuestos consejos para superar el bloqueo bloguero. ´¿Debería llamar a alguien para informarme? Odio el teléfono y por experiencia sé que los blogueros no son de contar por teléfono sus cosas...quién sabe si alguien podría aprovecharse y hacer un post con ellas....(mmmm..bonito tema la psicosis bloguera) . Mejor hacer un post con cualquier idea que se te ocurra.

Saltemos el punto de la investigación, escribiré a tontas y a locas. Total siempre hay alguien que opina que no tengo ni idea de lo que hablo, aunque el tema sean mis pies.

7. Once you’ve done that additional research and thinking, start composing in your head the idea that got you stuck.

Una vez que hayas terminado con la investigación y el pensamiento, empieza a componer en tu cabeza la idea en la que estabas atascado.

¿Qué idea?? NO TENGO IDEA. No estoy atascada. No tengo idea.....

 
8. Find someone whose opinion you trust. Explain to her what you are writing. Listen to yourself as you’re talking. You’ll be sorting out your thoughts as you’re talking.

Encuentra alguien en cuya opinión confies. Explícale qué estás tratando de escribir. Escúchate cuando estés hablando. Tus pensamientos se irán ordenando según hablas.

Otro consejo para saltar alegremente por encima. Alehop. Soy Bonnie con su ponny cayéndome al tratar de saltar el obstáculo. Si consultara con alguien cada idea que tengo para un post...no tendría blog. Por supuesto que tengo un primer lector pero no le consulto todo...En cualquier caso me gusta más esto que decía Cheever:

“I can’t write without a reader. It’s precisely like a kiss—you can’t do it alone.”

 
9. NOW sit down and try writing that down. If you’re still stuck, maybe you still don’t know what you’re trying to say. Repeat steps 1 through 9. If necessary repeat again. And again.
Ahora, siéntate y trata de escribir lo que sea. Si sigues bloqueado a lo mejor es que sigues sin saber lo que estás intentando decir. Repite los pasos del 1 al 9, si es necesario otra vez y otra.

¿Y LA IDEA? ¿Cómo se ocurre algo? ¿Cuándo? ¿Dónde está la inspiración? ¡¡Susan no me estás ayudando!!! Susan,hay algo que no me estás contando. 


10. Celebrate getting past a hard part of your writing!
Celebra dejar atrás la parte difícil de escribir.

 
Aha. Pues ha funcionado.

Ya está el post.
Larga vida a Susan y sus consejos.

lunes, 14 de octubre de 2013

MUERTE POR MINISERIE

Las miniseries son el último escalón de la ficción audiovisual. Son peligrosísimas y siempre siempre siempre hay que huir de ellas como sea. Hacedme caso. Se de lo que hablo.

Para empezar engañan con la denominación: serie, telenovela, telefilme...incluso largometraje dan una pista sobre aquello a lo que te enfrentas. "Miniserie" es un nombre simpático, parece inofensivo y te acercas a ella todo inocente...y caes en sus garras y te machaca.

Todas las miniseries son malas. Todas. Por definición. Si alguna es buena se convierte en una película muy buena y muy larga. De hecho Doctor Zhivago o Lo que el viento se llevo si fueran malas serían miniseries.

Las miniseries son o bien el principio de una carrera muy corta actoralmente hablando o el cementerio de elefantes de actores conocidos. De hecho cuando reconoces a algún actor ipsofacticamente tienes este pensamiento: ¿Ese es Kyle Maclachlan? ¿Qué hace ahí? ¿Qué le habrá pasado en la vida para estar actuando en este horror? ¿tan mal anda de pasta? ¿serán las drogas? ¿la bebida? ¿tan barato cuesta?. Este pensamiento no se aplica si el protagonista es Terence Hill, entonces lo que piensas es ¿Sigue vivo? y haces cálculos sobre la edad que tiene recurriendo a que ya era "mayor" cuando tú tenías 7 años...acabas llegando a la conclusión de que tiene 140 años.

El croma es el rey. ¿No sabéis lo que es el croma? Mirad esta maravillosa escena de Memorias de África y lo notaréis enseguida. Exacto, Meryl y Robert no vuelan de verdad, hacen el paripé en el avión sobre un fondo proyectado. ¿Importa? No. Estás tan metido en la historia que no te das cuenta. En las miniseries el efecto es más bien ¿Pero qué mierda es esa? Los productores y directores  de miniseries son adictos del croma y como cualquier adicto, creen que nadie se da cuenta...usan y abusan consiguiendo que  lo que a ellos les produce oleadas de placer, a los demás les provoca arcadas y les saca (si es que habían conseguido estar dentro en algún momento) de la historia porque uno se dedica a "la caza del croma". 

El abuso del croma se debe sobre todo a que las miniseries son siempre demasiado ambiciosas. Van siempre a (intentar) contar grandes epopeyas e historias. Podrían contarlo todo en interiores, como en las pelis antiguas, pero para eso necesitarían dos cosas que normalmente no tienen:

a) buenos actores.  Cuando hay algún actor bueno siempre se les nota como desganados, con pinta de "para esto me he quedado".
b) buenos guionistas. O en su defecto un guionista que sepa que en una miniserie además de ocupar metraje con escenas que se suceden sin ningún interés debe contarse una historia medianamente interesante.

Como resultado de esto,  una buena miniserie de las buenas buenas de horribles que son se define por: una historia absurda, unas actuaciones horripilantes, un abuso del croma sobre todo en sus 10 primeros minutos con la (ineficaz) intención de epatar y enganchar al espectador y una lentitud de narración que hace que hasta los relieves del Parthenon tengan más ritmo.

Los directores de miniseries son tíos ambiciosos. Muy ambiciosos y con una autoestima a base de bombas. Ellos no quieren contar la típica historia de "chico conoce chica se enamoran, se enfadan pero acaban juntos" o algo típico de tv movie de sobremesa " ama de casa que parece normal se enamora del novio de su hija adolescente para descubrir que además de ser el novio de su hija es su hijo secreto de un affair que tuvo con un primo de su padre que no era su tio sino un ligue de su madre que además era espía ruso". No. Ellos aspiran a más. Y tienen mucha querencia por la historia. Me los imagino pensando "Mmmm..¿qué queda por contar?  El descubrimiento de Troya, los viajes de Marcopolo, 3000 años de historia China, La vida de Atila...

Si alguno prefiere ser más contemporáneo entonces la trama siempre incluye algún viaje a un desierto, una conspiración en el Vaticano o en su defecto policías malvados, unos malos que quieren contaminar algo y un viejo bonachón que lo sabe todo y muere en los primeros minutos dejando "muchas incógnitas".

Ni que decir tiene que si al empezar pone "basada en la novela de Julio Verne" puedes estar convencido de que ha sido requisito imprescindible a la hora de contratar al guionista que no hubiera leído a Julio Verne...de hecho, que ni siquiera quien sepa quién es Julio Verno es lo que hizo que le dieran el trabajo.

En una miniserie si hay alguien de oriente, entendiéndose Oriente cualquier cosa más allá de Austria, lleva turbante da igual la época que sea. Si es chino siempre lleva bombachos o babuchas y si es actual da patadas. Por supuesto, todos sabemos que los actores van disfrazados, lo que ocurre en las miniseries es que se nota que son disfraces y que además a los actores "les pican".

En una miniserie histórica siempre aparece alguien con un reloj de muñeca que no debería estar ahí. Buscarlo y encontrarlo es uno de los pocos divertimentos que tienen.

Es fundamental, fundamental que, a diferencia de lo que ocurre en las pelis muy largas pero muy buenas,  entre los protagonistas, ella y él, no haya el más mínimo atisbo de química. Entre ellos suele haber la misma TSNR que entre un fax y un tuper...o incluso menos. Las escenas de supuesto amor provocan la misma emoción que ver a Hello Kitty besarse...con quien sea que se puede besar Hello Kitty.

En cuanto a los países de origen de las miniseries hay diferencias claras. A los americanos normalmente lo que les ocurre es que se les va la mano haciendo una peli, se pasan de metraje y dicen "llamémoslo miniserie y lo estrenamos en tv porque para el cine es demasiado largo, la gente se hará pis". Los europeos no. Los europeos siempre van de gafapasta culturetas y con sus miniseries pretenden educar a la humanidad.Misteriosamente además es para algo para lo que se suelen poner de acuerdo y tener dinero. Todas son coproducciones de 25 países...joder..ya podían ponerse de acuerdo para financiar algo decente.

Una miniserie JAMÁS es divertida. Jamás. Puedes reírte de desesperación o de incredulidad pero no son nunca divertidas. Si hacia la cuarta hora te estás riendo mucho, no es diversión, es Síndrome de Estocolmo.

Ya se lo que vais a estar pensando. No son peores que una peli mala. Error. Una peli mala es como es disparo, como una puñalada en el corazón...doloroso pero corto. Una miniserie es ahogarte en arenas movedizas sin ser capaz de escapar. Es una muerte lenta y dolorosa de la que ni siquiera te saca la siesta, porque cuando te despiertas...Terence Hill sigue ahí.


PS: antes de que me crujáis. Black Mirror, Sherlock, Game Change y demás no son miniseries...son series con pocos capítulos, parece lo mismo pero no lo es y no se programan igual. 

viernes, 11 de octubre de 2013

UNA DOCENA DE (EN TEORIA) MOMENTOS IDÍLICOS CON TUS HIJOS SUSCEPTIBLES DE ACABAR EN ATAQUE DE NERVIOS.


De la frase ”Como me gusta estar con mis hijos y como mola la paternidad, es lo mejor del mundo” a la frase “¿En qué cojones estaría pensando mi yo de hace 7 años para que le pareciera buena idea reproducirse? Y necesito un paseo, una copa y drogas…o todo a la vez”…el camino es muy corto, cortísimo. Tan corto que a veces no te crees que hayas pasado de un extremo a otro tan rápidamente.
Uno cree tener paciencia, ser maduro, medianamente inteligente y tener capacidad para encajar casi cualquier situación adversa…hasta que se enfrenta a determinadas situaciones con sus hijos en los que de repente se da cuenta de que ha perdido completamente la paciencia, la madurez te ha abandonado súbitamente y la única manera que se te ocurre para encajar la situación es llorar, huir o llamar a tu madre.
Nos pasa a todos. Bueno, a todos no…hay gente por ahí que dice que jamás jamás  piensa esas cosas horribles que yo cuento hoy ni se sienten malos padres.
 
Sinceramente, yo creo que mienten.
1.El baño.
En teoría y gracias a los anuncios llegas a la paternidad pensando que el baño será un momentazo de comunicación paterno filial. El agua, el vapor, el espacio pequeño del baño. Carcajadas, esponjitas ( ¿Has estado alguna vez en un baño turco?), espuma . Todo idílico. Una leche. Cuando son bebés el momento del baño es de muchísimo estrés no sabes si lo estás cogiendo bien, el bebé llora como un demonio y tú acabas exhausto y pensando que lo mismo no pasa nada si mañana no lo bañas.  Cuando son más mayores hay que perseguirlos con un lazo para conseguir que se duchen o se bañen, luego hay que revisar el resultado de sus fregados cuando salen y normalmente hay que volverlos a meter en la ducha porque la esponja sigue seca y creo, me han comentado, que cuando se van de casa entienden el concepto: NO SACAR AGUA FUERA DE LA DUCHA.
2. La cena. 
“Tengo hambre”, “tengo hambre”, “tengo hambre”.
¿Qué hay de cena? ¿Qué hay de cena?

Hay dos opciones, que tus churumbeles coman como perros hambrientos y literalmente te coman por los pies y tú te desesperas intentando que coman despacio, que no se peguen por la comida y te desesperas más cuando empizan ¿Qué más hay? Tengo hambreeeee.
La otra opción es mucho peor. Tus hijos están hambrientos justo justo justo hasta el momento en que se sientan a cenar. Entonces comienzan un ritual de ralentización del espacio tiempo que acaba con tu paciencia y te lleva al llanto porque lo que tú has preparado con amor y dedicación se ha quedado frio y asqueroso pero tienes que conseguir que se lo coman.
No, la hora de la comida no es igual de desesperante. Los que no tenéis hijos no lo sabéis…los padres sí.
 
3. Me aprieta / me pica / me duele / me pincha.
Hora de vestirles.  Sacas la ropa. Da igual que sea la que se han puesto mil veces. Ese día por algún extraño motivo, por la alineación de los planetas o la carga magnética de los casquetes polares deciden que esa ropa no pueden ponérsela. Tu se la pones a base de una lucha cuerpo a cuerpo y algún que otro grito…terminas y empiezan a contosionarse como si la kriptonita les estuviera fundiendo la piel mientras lloran o te miran con odio.
Cuando se hacen mayores me comentan por ahí que al factor “me aprieta/me pica/ me duele/ no puedo moverme” se añade el factor “no me gusta” o “no tengo nada que ponerme”.
Todo muy chulo.
4.En el coche.
El coche es un sitio peligrosísimo. Es un habitáculo muy pequeño para compartir tanta armonía familiar. Es perfecto cuando todo va bien, poco espacio y todos muy juntos disfrutando…y es el infierno en la tierra al minuto siguiente cuando empiezan: ¿Cuánto queda? ¿Cuánto queda? ¿Queda mucho? Me hago pis, tengo sed, tengo hambre…
Mientras gracias a los “sistemas de sujeción infantiles” los llevas atados y bien atados…el tema queda ahí. Cuando ya van solo con cinturón de seguridad, además de todo lo anterior tenemos el problema de “me pido esa ventanilla”, “me has tocado”, “estás poniéndote en mi espacio”.
 
5.Discusiones absurdas entre ellos.
Tus hijos son capaces de elevar una discusión idiota a la categoría de conflicto armado y necesitar mediación de la ONU. Pueden discutir por cromos, por media baldosa que uno ha ocupado con las construcciones, por una goma, por un plástico roñoso, por media loncha de jamón o por el sitio en el sofá.
Tú intentarás abstraerte, obviar el tema y dejar que lo resuelvan solos porque crees firmemente que verán que discutir por eso es una bobada.
Ja. Acabarás teniendo que hacer un juicio oficial dónde no solo verás que el motivo era idiota sino que era mucho más idiota de lo que creías porque trae unos antecedentes de flipar: es que él tiene ese medio plástico roñoso que es mio porque en el verano cuando estuvimos en la playa él se quedó con una concha que yo había encontrado y tú se la diste a él”.
¿un verano? ¿una concha? ¿Qué tú hiciste qué?
5.- Me llevas al salpicamas. 
-¿Puedo comer chocolate ahora?
-No, vamos a cenar dentro de un rato.
-¿Puedo comer chocolate?
-Ya te he dicho que no.
-¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate?
Solo las grandes mentes consigues aguantar sin salir corriendo a comprar una plantación entera y dejársela en herencia.
6.- Pataleta que algo queda.
Cuando no tienes hijos y ves una pataleta de un niño, una especie de posesión diabólica que les hace patalear, llorar, gritar y casi casi girar la cabeza 360 grados piensas “que mal educa la gente a sus hijos”.
Luego el destino viene, hace que te reproduzcas, te dejes la piel en educarles y de repente un día te encuentras protagonizando la pataleta infernal mientras compruebas como gente sin hijos te dirige esa mirada “ hay que ver qué mal educa la gente a sus hijos”.
7.- A recoger.
Eres un padre comprensivo y no un maniaco del orden. Si tus niños quieren jugar, pues que jueguen, que tengan espacio y tiempo para desarrollar su imaginación y su creatividad. A jugar.
Pasan las horas y hay que recoger.
A recoger chicos”…de repente, tus hijos son Houdini, son culebrillas, son roedores canijos capaces de esconderse en las ranuras más pequeñas para escaquearse del momento: las construcciones con las construcciones, los colores con los colores, las fichas del memory con las fichas del memory, los disfraces al baul, los clics al maletín…Y estás tú solo recogiendo mientras repites hasta ahogarte: a recoger, he dicho que hay que recoger, chicos cuando se juega luego hay que recogerlo todo.
Solo mentes poderosas y consiguen controlarse y no coger una bolsa de basura y tirarlo todo.
Una vez que está todo recolocado…tus hijos salen de sus escondrijos o del baño a dónde casualmente habían tenido que ir a hacer caca justo en ese momento. 
8.- El loro de repetición.
¿Cómo se piden las cosas?
¿Qué se dice? Siéntate bien. 
¿Os habéis lavado los dientes?
¿Cómo se piden las cosas?
¿Qué se dice? Siéntate bien. 
Y así hasta que lloras porque te recuerdas tannnnto a tus padres.
9.- La pregunta eterna.
Un tema cualquiera, en un momento cualquiera… a ser posible el menos oportuno de todos. Tu hijo pregunta algo y tú contestas, porque sí porque está muy bien que tengan curiosidad, porque quieres enseñarle y porque no está bien mentirles. Te sientes el campeón de los padres.
Y ¿ por qué?
Vuelves a contestar, ya con menos confianza porque realmente nunca habías llegado a ese nivel de detalle o si lo hiciste probablemente tenías la edad de tu hijo. 
¿Por qué?
Ya no sabes más. No tienes ni idea. O a lo mejor lo has sabido y se te ha olvidado o te das cuenta de qué mierda es hacerse mayor y dejar de hacerse preguntas y aceptar el “porque si”. 
Pero ¿por qué? ¿por qué?
Desesperación por no contestar y porque no hay manera de pararlo.
10.- La canción diabólica. 
El gusto por la variedad musical se adquiere con la edad, no viene de serie. De hecho tus hijos  pueden escuchar una canción un número infinito de veces, y cuando digo infinito me estoy quedando cortísima sin pensar ni por un segundo que es suficiente.
Pueden escucharla en casa en el ordenador, en el coche, en la radio cuando salga, en el mp3. Cantarla, bailarla, hacer una coreografía, utilizarla para dormir, para el paseo en bici…
Por supuesto esa canción no será Stairway to heaven o Black Sugar o una sonata de Mozart…será algo diabólico que se meterá en tu cerebro y no podrás sacarla durante días.
11.- El cuento.
Leer un cuento a tus hijos. Parece que no hay nada mejor en el mundo. Puro marketing.
Para empezar muchos de los cuentos infantiles son horribles ( los hay muy buenos también), normalmente tus hijos quieren leer alguno de su muñeco del cole que es un horror, pero bueno te pones a ello. Te parece un rollo pero hay que disimular, si tienes más de un hijo se pegaran por el sitio a tu lado, protestaran por como tienes colacado el libro y no ven las ilustraciones. Conseguirás llegar al final de la historia al límite de tus fuerzas y sintiéndote fenomenal por haberlo logrado dirán: otra vez!! Leelo otra vez!
Fantaseas con la idea de inventártelo y matar al protagonista en la página 2. 
12.- A dormir.
La hora de dormir, de acostarse, de descansar. Consigues llegar a ese momento, han cenado, se han lavado los dientes, han leído, y están monísimos en sus camas con sus caras dulces y cansadas.
Les da un beso, les arropas, apagas y sales feliz con tu paternidad.
¿Traes el agua?
Tengo calor.
Tengo frio.
Fulanito no me deja dormir.
¡Me acabo de acordar de que para mañana tengo que hacer una maqueta de un volcán!
Lloras.
Los que no sois padres si habéis llegado hasta aquí sé lo que estáis pensando. Os espero en el futuro.
Los que sois padres…seguro que os habéis reconocido.
 
Publicado en Unadocenade